LIEJA, Bélgica.- El equipo español Once es el claro favorito para ganar este jueves la contrarreloj por equipos en el Tour de Francia, una polémica disciplina que representa este año un hito que marcará el discurrir de la carrera y el comportamiento de los favoritos en los próximos días.
Cuando llega la contrarreloj por equipos, se respira un ambiente distinto en el seno del Once. Después de varios años en los que alguna inoportuna caída o incluso unos escasos segundos les privaron de la victoria, la "locomotora amarilla", convertida en el Tour en rosa, saboreó al fin en 2000 el triunfo.
En el pelotón es conocida la afición del director del Once, Manuel Sáiz, a esta disciplina. Si Sáiz es un amante de la lucha contra el crono, en la que la técnica y la concentración son vitales, la contrarreloj por equipos supone la culminación de la modalidad, por lo que nadie duda que el equipo español dará el máximo mañana.
La etapa recorrerá los 67 kilómetros entre Verdún y Bar-le-Duc, una distancia y un recorrido ideales para que una maquinaria bien engrasada como la de la Once dé una exhibición de rodar conjuntado, como ya hizo en la reciente Vuelta a Catalunya.
Mientras el Once se frota las manos con una victoria casi segura, otros equipos la toman como "un deber ineludible", e intentan perder el menor tiempo posible. Sin embargo, entre los equipos de los favoritos la tónica son los nervios.
Un dicho común entre el pelotón mundial dice que el Tour no se puede ganar en la contrarreloj por equipos, pero sí se puede perder. De esta manera, el US Postal del estadounidense Lance Armstrong y el Telekom del alemán Jan Ullrich afrontan la etapa con la máxima cautela.
El primer objetivo es no perder tiempo respecto al rival. El año pasado el Telekom cedió 40 segundos al US Postal, en el que fue el primer paso de Armstrong hacia el triunfo final. Este año, el conjunto alemán no quiere que se repita la historia. "Nuestro equipo es también en la contrarreloj más fuerte que el del año pasado", explica el jefe del equipo, Rudy Pevenage.
Pese a la demostración de fuerza inicial, el argumento de Pevenage pierde aire en su siguiente frase: "Cuento con que perderemos menos tiempo este año".
Pero si el tiempo es importante, no menos lo es evitar perder a ningún elemento del equipo que pueda resultar vital en etapas venideras.
Todo ciclista que se descuelgue de su equipo y termine con un tiempo superior en más de un 25 por ciento al del ganador tendrá que hacer las maletas. Y conservar el infernal ritmo no es sencillo cuando las medias superan los 50 kilómetros por hora.
Las armas del US Postal están claras. Su máximo exponente y quién debe marcar el ritmo es el ruso Viacheslav Ekimov. Tras él, el propio Armstrong y el colombiano Hugo Peña deben mantener el ritmo.
Por el lado del Telekom, el alemán Andreas Kloden, el kazajo Alexander Vinokurov y el sprinter Erik Zabel son los encargados, junto al mismo Ullrich, de hacer volar los maillots blanco y magenta.