AMSTERDAM/SANTIAGO.- Era mayo, plenos titubeos de Marcelo Ríos en la arcilla de Hamburgo. Así como había deslumbrado, disfrazado de 1998, eliminando en primera vuelta al español Carlos Moyá, a los dos días el estadounidense Jan-Michael Gambill se le venía encima y lo apagaba de a poco, por 6-3 y 6-4.
Por esos mismos días, Ríos empezó a develar el secreto de que su relación con el técnico argentino Luis Lobo -por muy amistosa que fuera- terminaba en junio, después de Roland Garros.
La noticia tapó la consecuencia, porque por esos mismos días, el chileno conversó un par de veces con Eduardo Infantino, otro argentino, pero de renombrada experiencia y que a esas alturas ya tenía entre sus logros la explosión de Mariano Zabaleta y Gastón Gaudio ante el circuito.
La reunión entre ambos, según recuerda ahora en Amsterdam el técnico argentino, fue la primera alerta para lo que ahora asoma como una nueva alternativa en el horizonte de Ríos: su futuro coach podría ser Infantino.
En Holanda, Infantino acompaña a su pupilo Younes El Aynaoui ("te aclaro que es mi pupilo hasta septiembre, hasta el US Open"), pero su corazón está lejos. Sabe perfectamente la lesión que padece el chileno, el tiempo de recuperación que le falta e incluso la ventaja que parece tener el brasileño Ricardo Acioly en su deseo de ser técnico del chileno.
"Para mí sería un orgullo, como dirigir al Milan o a la Juventus. Ustedes van a hablar de Marcelo (Ríos) por mucho rato. Mirá lo que te digo: él dentro de dos años más va a ganar muchos Grand Slam", dice entusiasmado.
Aunque aclara que desde hace mes y medio nadie del séquito de Ríos se ha comunicado con él, la idea le sigue dando vueltas. "Yo termino en septiembre con El Aynaoui, y de ahí quedo libre... Con Chile me unen muchas cosas, soy muy cercano a Macarena Miranda (a quien entrenó entre 1988 y 1989) y siempre estoy atento a lo que pasa con el tenis de ustedes".
Por ahora -y mientras curiosamente Ríos espera reaparecer en el circuito en el mismo US Open- los deseos de Infantino se quedan en una frase: "Con el incentivo de la nena (Constanza, la hija de Ríos) y la recuperación de las lesiones, el 2002 va a ser un gran año para Marcelo".