EDMONTON, Canadá.- La estadounidense Marion Jones se irá de Edmonton con la duda de si merece ser considerada la reina de los Mundiales por sus dos medallas de oro, o encabezar la lista de ilustres perdedores por su sonada derrota frente a la ucraniana Zhanna Pintusevich-Block.
En el balance de la velocista norteamericana prevalecerá, sin embargo, su fracaso en la prueba más carismática -los 100 metros- en la que no conocía la derrota desde 1997, sobre su triunfo sin brillo en la distancia -los 200- que eligen los perdedores para resarcirse.
La derrota por tres centésimas de Marion Jones ante la atleta ucraniana fue, sin ninguna duda, la más sorprendente de los octavos Campeonatos del Mundo, aun cuando no la única relevante del torneo.
Menos sorprendente, por reiterada, fue la de Ali Saidi-Sief en 5.000 metros, la prueba que finalmente eligió tras jugar al escondite con sus rivales. Richar Limo, representante de la nueva hornada de fondistas kenianos con remate letal, infligió al argelino una derrota tan inesperada como la que sufrió ante el etíope Million Wolde en la final olímpica de Sydney.
Mucho más importante fue la derrota del mejor fondista de todos los tiempos, el etíope Haile Gebreselassie. El policía keniano Charles Kamathi, con un devastador esprint, acabó en la final de 10.000 metros con el reinado del etíope Haile Gebreselassie, ganador de todos los títulos mundiales y olímpicos en esta prueba desde 1993, cuando se coronó por vez primera en Stuttgart (Alemania).
Gebreselassie, plusmarquista mundial de 5.000 y 10.000 metros, no pudo resistir la impetuosa última vuelta de Kamathi, vencedor en 27:53.25, y sucumbió al aire libre por vez primera desde que otro keniano, Daniel Komen, le batió hace cinco años en Zúrich (Suiza) en una carrera de 5.000 metros.
La derrota del italiano Fabrizio Mori, campeón mundial de 400 metros vallas en Sevilla, frente al nuevo talento de las vallas bajas, el dominicano Félix Sánchez entraba dentro de lo probable, de acuerdo con la formidable trayectoria del latinoamericano, como también era probable la de Javier Sotomayor en altura.
Sotomayor, uno de los más grandes atletas de todos los tiempos, se despidió de los campeonatos del mundo y del atletismo de alta competición con un modesto cuarto lugar.
Con 33 años y una renuente lesión en el tendón de aquiles izquierdo, en su pierna de batida, Sotomayor no pudo subirse al podio en su última ocasión de brillar en un torneo de la máxima categoría, pese a que con un salto de 2,33 estuvo a su mejor nivel del año.
La estadounidense Gail Devers merece figurar también en el cuadro de perdedores. Su medalla de plata en la final de 100 metros vallas fue escasa ganancia para una atleta que ha sido tres veces campeona mundial y dos veces campeona olímpica (aunque en 100 lisos). Su compatriota Anjanette Kirkland la arrebató el título.