NUEVA YORK.- El tenis femenino llega un año más al Abierto de Estados Unidos, el último torneo de Grand Slam, en su mejor momento con un dominio de las jugadoras locales encabezadas por Venus Williams, la doble campeona de Wimbledon y la actual defensora del título, que está lista para quedarse con la corona.
Aunque la suiza Martina Hingis, cabeza de serie número uno, será también la rival más importante que tendrá como referencia en la 115 edición del Abierto, Williams tampoco podrá olvidarse de sus propias compatriotas como Jennifer Capriatti, Lindsay Davenport, Monica Seles y su propia hermana menor Serena.
"Estoy más preparada que nunca para defender el título, porque el Abierto se ha convertido en algo muy especial para mí, pero tengo que reconocer que es un torneo muy duro y difícil, que todo puede suceder en cada partido", declaró Williams.
Los nuevos cambios realizados en el torneo, que comienza el próximo lunes en las pistas de Flushing Meadows, han hecho posible que el torneo de Grand Slam de Estados Unidos se convierta en uno de los espectáculos deportivos más importantes del año dentro del país.
El tenis femenino ha jugado un papel importante en el desarrollo y este año por primera vez la final será televisada en la hora punta de la programación estadounidense con el denominado "Súper Sábado".
La posibilidad real que haya de nuevo una tenista o dos estadounidenses en la final con la llamada segunda dinastía la ha hecho todavía mucho más atractiva para la venta de comerciales en un año récord de premios y ganancias.
En el apartado deportivo, la historia indica que las jugadoras estadounidenses no sólo han llegado a la final sino que también las han ganado con ocho títulos en los últimas nueve disputadas, tres consecutivas, y 89 de las 115 que se han dado en toda la historia.
El dominio estadounidense sufrió su peor etapa en la década desde finales de la década de los noventa hasta el año de 1998 cuando Davenport logró el título después de 10 años sin que ninguna tenista de su país la ganase.
Luego llegó el triunfo inesperado de Serena Williams y la consagración de su hermana Venus, que ahora aunque no ocupa el puesto número uno en la clasificación mundial es la tenista a vencer.
Williams buscará ser la tenista número 18 en la historia que gane títulos consecutivos de Grand Slam en un mismo, año después que su compatriota Capriatti, otra de las jugadoras que serán atracción este año en el Abierto, lo hiciese esta misma temporada al vencer en el Abierto de Australia y en el Roland Garros de Francia.
La mayor de las hermanas Williams tiene también ante sí la posibilidad de ser la sexta tenista en la historia que ha conseguido ganar los títulos de Wimbledon y Abierto de Estados Unidos por dos años consecutivos.
"No siento mayor presión de la que ya me tocó vivir las temporadas anteriores, ahora creo que tengo experiencia y se como controlar mis reacciones en cada momento", explicó Williams.
Junto a Williams, Capriatti (2) será la gran preferida de los aficionados y más ahora que llega de haber logrado la hazaña de ganar dos títulos consecutivos de Grand Slam, superando todos los obstáculos de su pasado oscuro del mundo de las drogas y problemas legales.
La ex niña prodigio del tenis estadounidense regresa a las pistas de Flushing Meadows convertida en toda una mujer en plan triunfal y con grandes posibilidades de conseguir el título.
"Estoy lista para hacer mi mejor tenis, pero no saldré con ningún tipo de presión porque ahora más que nunca ya se lo que quiero y lo que puedo conseguir", destacó Capriatti.
Sus compatriotas Davenport (3), no ha tenido la mejor temporada, pero ha surgido de nuevo con un gran tenis desde los torneos de California y siempre es una rival muy difícil de superar en las pistas duras, lo mismo que Monica Seles (7) y Serena Williams (10), todas ellas ganadoras del Abierto.
También ha entrado en escena otra joven revelación del tenis femenino estadounidense con Meghann Shaughnessy, que este año ha logrado pasar del número 48 en la clasificación al 12, el tercer mayor ascenso de la temporada.
El peligro extranjero para las tenistas estadounidenses volverá a ser Hingis, la tenista suiza que aunque se mantiene como la número uno del mundo desde 1999, cuando se proclamó campeona del Abierto de Australia, no ha podido ganar ningún título de Gran Slam.
"Creo que llego bien preparada para el torneo y espero que este año las cosas me salgan como quiero hasta el final", comentó Hingis. "No pienso en ningún duelo especial, solamente en ganar cada uno de los partidos, incluido el que defina el título".
Junto a Hingis, las adolescentes belgas Kim Clijsters (5) y Justine Henin (6), llegan con posibilidades de dar el gran salto, lo mismo que la rusa Elena Dementieva (11), la australiana Jelena Docic.
Henin ha sido la tenista de mayor progresión en la temporada al pasar del número 58 al sexto y puede convertirse en la gran revelación en el Abierto, que reparte premios de 15,8 millones de dólares, con 850.000 dólares para cada uno de los campeones en individuales masculinos y femeninos.