RIO DE JANEIRO/SANTIAGO.- Vasco da Gama no hizo nada del otro mundo (para ser justos, diremos que salvo el festival de pelotas en el palo de Juninho y pare de contar) y se las ingenió para arrebatarle los puntos a una mezquina Universidad Católica que, por errores propios, terminó cayendo 1-2 en el Sao Januario por la Copa Mercosur.
Las envalentonadas del local sólo fueron perceptibles en los primeros 25 minutos de partido, cuando los constantes desbordes por la izquierda de Edinho y el trabajo en el medio de Juninho -peligroso hasta que se le acaba la bencina- inclinaron la cancha hacia el lado del dubitativo Burgos, quien no logró acoplarse con el trabajo defensivo como para tener una jornada tranquila.
Lo poco y nada que llegó el cuadro carioca fue suficiente para desnivelar el juego, aunque el empuje no bastó para graficarlo en el marcador.
El decaimiento del final de la primera etapa siguió profundizándose en el lapso final. Juninho, como decíamos, empezó a gastar el tanque de reserva y, aunque Burgos tuvo un par de cortes de centros lamentable, los desbordes de Juninho se hicieron predecibles y controlables.
Y claro si el que debía hacer daño se iba diluyendo, el protagonismo -aunque escaso- empezó a correr por cuenta de la UC a partir de los 25 minutos del complemento. En una de esas tantas jugadas lentas, en que los cruzados mantuvieron el balón en el campo enemigo, Fernández (mejor atacando que defendiendo) se las ingenió para aguantar la pelota por la derecha y metió un centro pasado que Núñez definió trabado para anotar el 1-0.
Era demasiado premio, aunque Vasco tampoco merecía más. Tal vez la balanza de la justicia debió haberse quedado equilibrada cuando Romario convirtió a los 37' -siete minutos después que Núñez- el empate de penal.
Pero la UC se echó atrás y los limitados brasileños suplentes aprovecharon que la llave estuviera puesta para martillar, casi a tientas, casi sin argumentos.
Sólo a los 41', la claridad de Juninho le permitió definir una pared con un remate bajo que Burgos casi atrapa.
Casi.
Bueno, la UC casi gana, casi se trae tres puntos y casi le amarga la tarde a Vasco. Faltó que se convenciera, que se instalara un poco más arriba en la cancha y que le perdiera el respeto a un equipo de verdad discreto y abordable.
Pero el juego no está hecho de buenas intenciones. Y esta vez la UC, por no saberlo, lo pagó caro.