BUENOS AIRES.- La situación del entrenador Manuel Pellegrini como conductor de San Lorenzo de Almagro parece debilitarse con el correr de los días, debido a los sucesivos problemas económicos que afectan a la entidad, por lo que muchos le señalan como posible sustituto de Carlos Bianchi en Boca Juniors en 2002.
Pellegrini, cansado de las promesas incumplidas y las serias dificultades que afronta San Lorenzo a nivel económico, estudia la posibilidad de irse de la entidad a fin de año, cuando se termina su contrato.
Pero dado que también Carlos Bianchi abandonará la conducción, pero en este caso de Boca, la posibilidad de que el conductor chileno sustituya al argentino puede ir tomando forma, según publica hoy el diario "Clarín".
"Con Fernando Miele (presidente de San Lorenzo) no tengo problemas: los inconvenientes son sólo económicos", dijo esta semana Pellegrini, pintando un panorama de la situación, y un tanto molesto luego de enterarse que el club no había pagado el alquiler de su departamento.
El hecho de que el técnico no haya acompañado al primer equipo a Brasilia, para el partido por la Mercosur ante el Flamengo, es una pauta de que Pellegrini quiere arreglar todo en Buenos Aires con el presidente de San Lorenzo, y no son pocos los que deslizan la firme opción de un alejamiento del entrenador trasandino.
Si bien la búsqueda de un sucesor de Carlos Bianchi no es la preocupación principal por estos días en las mentes de los dirigentes de Boca Juniors, la llegada de Pellegrini no es descabellada, ya que da con el perfil de conductor que los directivos boquenses esperan para manejar el primer equipo, siguiendo la línea trazada por Bianchi.
"Es un orgullo que se me nombre en todos lados, pero no pretendo compararme con Bianchi ni con nadie", comentó Pellegrini, quien además reconoció que le gustaría seguir dirigiendo en Argentina o bien ir a Europa, antes de -en un futuro- tomar las riendas de la selección chilena.
Desde que llegó el pasado 13 de febrero, Pellegrini comenzó una tarea en silencio en San Lorenzo, que culminó con el título obtenido en el torneo Clausura 2001, en lo que marcó un hito en la historia del fútbol argentino, ya que ningún entrenador chileno había llevado antes a un equipo a conseguir el campeonato.