ROMA.- El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el belga Jacques Rogge, ha señalado que el dopaje está a un nivel "inaceptable" y, por ello, solicita "a los gobiernos la ayuda para combatirlo".
En una entrevista concedida al "Corriere della Sera", el dirigente señala que "el dopaje es como la criminalidad común, pensar en borrarla es una pura utopía. Pero la incidencia del dopaje está a un nivel tan inaceptable que precisa del máximo esfuerzo para combatirlo, como es perfeccionando los métodos de individualización. Es un futuro se perfila una amenaza peor: el dopaje genético".
Rogge opina que "deben ser armonizadas las reglas del COI con las legislaciones de los gobiernos, de modo que se pueda actuar sin que, después, intervengan abogados y tribunales".
"El deporte es armónico al 95 por ciento, los gobiernos no. Sobre 200 países representados en el COI, sólo una treintena tiene una legislación antidopaje", añade Rogge, de 56 años, médico quirúrgico ortopédico y olímpico en vela (1968, 1972 y 1976).
Según el presidente del COI, las penas por dopaje deben responder a tres características: "Deben servir de disuasión, deben ser proporcionadas a las culpas y deben conceder una oportunidad de rehabilitación. Creo que se puede llegar a una modulación de las penas, como por ejemplo suspender a un atleta por un número de meses similares a lo que gana asumiendo un anabolizante o la 'epo'. Hay estudios médicos que cuantifican con precisión los beneficios".
"La línea del COI es la misma desde años: los atletas no deben tomar nada. Si lo hacen corren riesgo. No acepto el discurso de la accidentalidad en la toma de sustancias prohibidas. Es posible hoy practicar deporte a alto nivel sin tomar fármacos", opina.
Rogge, que sucedió al español Juan Antonio Samaranch al frente del COI el 16 de julio de 2001, dice que ha comenzado a trabajar como máximo mandatario olímpico "en el signo de la continuidad de la acción de Samaranch, que ha dejado un organismo sano y fuerte".
Sobre la posibilidad de que el COI pueda optar al Primero Nobel por la Paz, Rogge dice: "El movimiento olímpico ha hecho mucho por la paz, pero por nuestra parte no se iniciará ninguna iniciativa en ese sentido. Ello no quiere decir que si nos eligiesen estaríamos honrados de recibirlo".
Rogge reconoce ser un "enemigo del patrocinio salvaje": "Necesitamos a los patrocinadores ya que sin su dinero, que además el 93 por ciento lo reinvertimos, no podremos financiar nuestros planes de desarrollo de los países pobres".
Para el presidente del COI, "el deporte, entonces, sería de elite y antidemocrático. Con este dinero y los derechos de televisión permitimos a los deportistas de más de setenta naciones de tomar parte en las olimpíadas; es nuestra paradoja olímpica".