HOUSTON.- La nueva temporada del baloncesto profesional de la NBA dará comienzo este martes, y después de tres años de plena crisis volverá a tener como gran atracción y protagonista a la súper estrella Michael Jordan, mientras que el pívot Shaquille O'Neal y Los Angeles Lakers serán, como dobles campeones defensores, el equipo a vencer.
La temporada también tendrá otra serie de alicientes y novedades, entre ellas la de ver cómo el baloncesto de la NBA se une al resto del mundo civilizado para comenzar a jugar la defensa en zona que será oficialmente permitida, a pesar de que ya tiene todo tipo de detractores entre los profesionales y cuestionan su efectividad.
Pero donde no hay ningún debate ni duda es que la vuelta por segunda vez a la competición de Jordan, ahora como jugador de los Wizards de Washington, ha hecho posible un nuevo "milagro" para la NBA, que gracias a su llegada ya comenzó a superar otra de las graves crisis de credibilidad y calidad que sufría.
La pretemporada ha servido para dejar muy claro quiénes serán los protagonistas de la nueva liga y Jordan se llevó todos los honores, al menos en el apartado de atracción y de ser el profesional que los aficionados querían ver, aunque fuese con los Wizards, en partidos de exhibición algunos minutos.
No quedó tan claro, que Jordan de 38 años, con todo conseguido como profesional con los Bulls de Chicago, incluidos seis títulos de liga, pueda alcanzar el máximo nivel de rendimiento que tuvo antes de retirarse en 1998, pero aún con esa interrogante y la de ver si los Wizards en realidad pueden convertirse en un equipo ganador, será el jugador a seguir de principio a fin.
Jordan volverá a ser la figura que tiene a todos los rivales en su contra y superarlo generará siempre un gran duelo y espectáculo que gustará a los aficionados, al margen de los resultados.
Los Wizards, en especial, y el resto de los equipos de la NBA, ya han sido los grandes beneficiados con la vuelta de Jordan, tanto por la venta de entradas, audiencia de televisión y seguimiento informativo de la competición de todas las partes del mundo.
Sólo habría que mencionar que para ver su debut en la nueva etapa de profesional con los Wizards en el partido amistoso que jugaron con los Pistons de Detroit, el campo del Palace de Auburn Hills registró un llenó completo de 22.000 personas, algo inédito en la historia de la pretemporada de la NBA.
"Michael ha dado de nuevo otra perspectiva a NBA porque no sólo ha generado interés por su propia figura sino que ahora todo el mundo trata de ponerlo de perspectiva y comparación con el resto de las figuras que hay en la liga", comentó el comisionado de la NBA, David Stern.
La realidad de los Lakers
La otra realidad será el comprobar una temporada más que en el apartado deportivo los Lakers con las figuras de O'Neal y Kobe Bryant salen de nuevo como los favoritos para revalidar por tercer año consecutivo su título de campeones.
Los Lakers, bajo la dirección del entrenador Phil Jackson, no han hecho mayores cambios en su plantilla, tampoco los necesitaban con O'Neal y Bryant de estrellas, y están convencidos de que ni el Oeste ni el Este tienen un equipo rival que al final de temporada puedan superarlos.
Las grandes incógnitas para Jackson y los Lakers serán ver cómo los árbitros tratan a los jugadores que cubren a O'Neal, si les van a pitar más faltas personales, y si el pívot estelar supera la asignatura pendiente de los tiros libres, un grave problema que parece no ha resuelto, al menos en los partidos de pretemporada.
"Lo único que quiero es que se me respete y se me trate de la misma manera que al resto de los jugadores y cuando me hagan falta personal los árbitros la señalen", declaró O'Neal. "De los tiros de personal, pienso que al final encontraré la fórmula para ser efectivo, aunque no puedo ser perfecto porque entonces sería muy aburrido", añadió.
Con los Lakers en plenitud, el resto de los equipos en el Oeste no tienen ninguna opción y sólo los Spurs de San Antonio serán los rivales más difíciles al tener a los dos mejores jugadores altos que puedan hacer frente a O'Neal, como son el pívot Tim Duncan y el pívot David Robinson.
Pero la gran incógnita con los Spurs es que las "Torres Gemelas" nunca han respondido en los momentos decisivos de una manera conjunta y ahí radica el fracaso en la competición de la fase final desde que ganaron el título de liga la temporada de 1998-1999.
Del resto de los equipos, sólo los Kings de Sacramento se decidieron para cambiar algo en su filosofía de juego al comprobar que el espectáculo, con un baloncesto de ataque, no sirve para ganar títulos, e intentaran no perder su identidad pero también ser más efectivos en defensa con el base Mike Bibby.
Los Mavericks de Dallas, Trail Blazers de Portland, Jazz de Utah Timberwolves de Minnesota, Rockets de Houston y Suns de Phoenix carecen de muchas opciones.
En la Federación Este, los actuales campeones, los Sixers de Philadelphia, siguen teniendo al base Allen Iverson, ahora convertido en un jugador serio que quiere centrarse por completo en el baloncesto, pero las lesiones, especialmente la del escolta Eric Snow, le restan opciones.
Por el contrario, lo Raptors de Toronto con la llegada del veterano pívot Hakeem Olajuwon, han surgido como los grandes aspirantes al título porque tienen en el escolta Vince Carter al jugador que junto a Jordan son el mayor espectáculo de la liga.
Los Bucks de Milwaukee siguen siendo el mismo equipo competitivo de la pasada temporada, pero han mejorado en defensa con el fichaje del ala-pívot Anthony Mason, mientras que los Magic de Orlando quieren demostrar que con el escolta Tracy McGrady, como nueva figura, y la recuperación del alero Grant Hill, puedan llegar lejos.
Del resto de los equipos todas son interrogantes, incluidos los Heat de Miami, que intentan con Pat Riley una nueva etapa sin el base Tim Hardaway, pero con otro veterano en su lugar, el polémico Rod Strickland para salir de titular si Anthony Carter no responde.
Pero al final de todas las proyecciones la única cierta es que la presencia de "Air" Jordan tiene garantizada a la NBA una temporada llena de emociones y duelos que desde 1998 no se habían dado entre las nuevas estrellas del baloncesto profesional.