SANTIAGO.- Los dirigentes del fútbol chileno anunciaron hoy que no presentarán ninguna reclamación oficial contra el árbitro argentino Daniel Giménez, que dirigió ayer en Bogotá el partido que la Roja perdió 1-3 ante Colombia, en las eliminatorias del Mundial 2002.
Giménez expulsó a cuatro jugadores del equipo chileno (Víctor Cancino, Moisés Villarroel, Patricio Ormazábal y Marco Villaseca) y pitó como penal una falta fuera del área cuando el marcador estaba 1-1, por lo que fue considerado por el técnico, Jorge Garcés, y sus dirigidos, como el "responsable" de la derrota.
Según el técnico Garcés, Giménez "tuvo una actuación vergonzosa" y aseguró que desde el primer minuto estuvo predispuesto a perjudicar a Chile.
En declaraciones formuladas en Bogotá apenas terminado el partido, el jefe de la delegación chilena, Demetrio Marinakis, anunció una reclamación oficial contra Giménez, lo que fue descartado ahora por Reinaldo Sánchez, presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP).
Aunque consideró "descarado" el arbitraje de Giménez, el máximo dirigente del fútbol chileno dijo que el anuncio de Marinakis, "fue en caliente".
"Hay que esperar un poco antes de actuar", precisó Sánchez, en declaraciones a la radio Agricultura, en las que compartió la apreciación del técnico Garcés, de que Chile "jugó bien hasta que se produjo el penal".
Agregó que "comprende", aunque no justifica, el descontrol que ese cobro produjo entre los jugadores chilenos.
La selección chilena llegará de regreso al país en la madrugada del viernes, con dos integrantes menos: el defensa Jorge Vargas y el delantero Reinaldo Navia, que regresaron de inmediato a sus clubes, el Reggina italiano y los Tecos de México, porque no fueron autorizados a jugar el próximo día 14 en el partido Chile-Ecuador.