SANTIAGO.- Se le ve entretenido al frente de su computador portátil. Cualquiera pensaría que está jugando a algo o navegando por Internet, pero a medida que uno se acerca se puede ver en la pantalla unas barras azules, que suben y bajan en un gráfico lleno de números, mediciones. Carlos Cardemil está en su salsa, planificando los programas físicos a los que someterá a sus dirigidos. No son "atletas de verano", de esos que quieren disminuir su abdomen para verse mejor. Ahí están Marcelo Kaplún y Angela Grisar, miembros indiscutidos de la elite deportiva del país. Y desde el lunes aparecerá Marcelo Ríos.
El preparador físico ya tiene todo preparado para la pretemporada que iniciará con el tenista en el centro de entrenamiento y salud CIENS. Incluso su cabeza y su computador lo transportan al futuro, a todo el año 2002, ese que debería devolverlo a la elite del tenis mundial. Porque ese es el pronóstico que hace Cardemil: "Marcelo debiera terminar entre los diez mejores del mundo. A lo mejor me equivoco y termina once o doce, pero estará ahí, codeándose con los mejores".
La pretemporada de Ríos durará cuatro semanas antes de emprender vuelo hacia Adelaida, donde jugará su primer torneo en 2002 (comienza el 31 de diciembre). La primera semana está dedicada exclusivamente a la parte física, de lunes a sábado y casi todos los días en doble jornada. El domingo viajarán a Río de Janeiro, donde permanecerán 21 días. Allí el trabajo físico se mezclará con el técnico, con un agotamiento físico casi extremo y en las mismas condiciones climáticas que encontrará en Australia.
"Por eso elegimos Brasil, su clima en esta parte del año se asemeja mucho a lo que Marcelo encontrará en el Abierto de Australia, su primer gran objetivo de la temporada", cuenta Cardemil.
Luego volverán a Santiago para pasar la Navidad con sus familias. Pero el trabajo no se detendrá y lo tenístico irá tomando mayor importancia. Adelaida estará encima, quizás después siga en Sydney y el 14 de enero comenzará el primer Grand Slam del año.
La planificación es muy flexible y se irá haciendo en el camino, dependiendo de los resultados que se consigan. Pero lo más probable es que después del Abierto de Australia juegue Bogotá, Viña del Mar y Buenos Aires, para más tarde embarcarse en la aventura estadounidense que llegaría hasta los Masters Series de Indian Wells y Key Biscayne.
"Vacaciones con presión no son vacaciones"
Ríos completó tres semanas de vacaciones. En ese período tenía la orden de descansar, de hacer lo que quisiera. "No le dimos una rutina porque eso era someterlo a una presión de comer tal cosa o de hacer tal ejercicio, y esas no son vacaciones. Descansar quiere decir que él pueda lo que él quiera: si quiere jugar, que juegue; si quiere trotar, que trote; si quiere estar las tres semanas echado, cosa de él. Pero Marcelo es muy profesional. De las tres semanas que tuvo de vacaciones ha estado trotando entre diez o quince días, pero por su cuenta, y jugando squash. Eso lo hace mantener un ritmo", señala el profesional.
Y partiendo de ese punto, Cardemil diseñó una pauta de trabajo cuyo objetivo es que Ríos gane fondo, que gane fortaleza física: resistencia, flexibilidad, fuerza. "Y después, durante el año, tú vas esculpiendo esa base, que está un poco en bruto, pero también va aumentado. Esa base física es como una escalera, que tiene sus períodos en que baja, porque hay un desgaste, pero que luego se recupera. En todo caso, siempre tiene que ser ascendente, se baja un escalón y se suben dos", explica.
Según Cardemil, el tenista se siente muy bien, física y mentalmente. Está con energías y quiere seguir subiendo su nivel. En los partidos de squash no tuvo problemas, ni con su tobillo ni con la otrora adolorida zona del pubis, pese a que los desplazamientos son mucho más intensos. No obstante, continuará utilizando la tobillera hasta que él se sienta capaz de jugar sin preocupación.
También el preparador físico tuvo palabras para aquéllos que creen que Ríos va en baja debido a su edad (próximo a cumplir 26 años a fines de diciembre): "Hay que poner un poco de énfasis en la flexibilidad porque es la cualidad que desde que se nace, se comienza a perder. La fuerza y la resistencia pueden aumentar, pero uno cada día es menos flexible y es más difícil de recuperar. Otro cuento es el cansancio mental tras verse enfrentado por mucho tiempo a la misma rutina. Pero Marcelo está clarito".