MELBOURNE.- El tenista español Alberto Martín no sabía el martes si reir o llorar después de su sorprendente victoria por tres sets a uno sobre el número uno mundial, Lleyton Hewitt, en el Abierto de Australia.
A la hora de disfrutar la mayor victoria de su carrera, Martín sufría dolores en los muslos, consecuencia de su épico enfrentamiento de tres horas y media con Hewitt.
Los dolores comenzaron en la parte final del partido, cuando tuvo que ser asistido por un entrenador al borde de la cancha faltando apenas dos puntos para su victoria, lo que provocó la ira del desconcertado Hewitt.
"¿Qué querían que hiciera? Tenía calambres en las dos piernas y pregunté al árbitro si podía llamar al entrenador. No creo haber hecho algo irregular", explicó Martín en diálogo con la prensa. "Si continuaba habría caído al piso", añadió.
Martin, de 23 años, fue en 1996 uno de los más prometedores nuevos tenistas pero no ha logrado un tránsito efectivo a la madurez, ganando sólo un partido en sus cuatro participaciones previas en el Abierto australiano y con su balance global de apenas cinco victorias en 19 partidos de torneos de Grand Slam.
"Este es mi mejor resultado. He derrotado a buenos jugadores antes pero nunca al número uno en su casa y en un torneo de Grand Slam. Me siento muy bien, ahora sé que puedo superar a cualquiera pero mi próximo paso es hacerlo todos los días", añadió.
Hewitt dijo que fue perjudicado por la paralización del juego -para los masajes a Martín- cuando se acercaba el final del partido, del cual salió con el poco honroso título de primer máximo favorito eliminado en el inicio del Abierto.
"Eso no es lo correcto en medio del partido. Creo que es chocante hacerlo cuando el set está 5-4", se quejó el ídolo australiano ante la prensa. "Yo habría tenido mejores posibilidades si él jugaba limpio", añadió Hewitt, quien también recibió masajes durante el encuentro para combatir calambres.
"El llama al entrenador y está bien... ¿Si yo llamo al entrenador está mal? Las reglas son las reglas", replicó Martín.
