SAO CAETANO DO SUL.- Quedó en evidencia desde el principio. Cobreloa no tenía armas para pararse de igual a igual ante Sao Caetano. Y en ese contexto, los chilenos trataron de salir bien parados del estadio Anacleto Campanella. Pero les fue mal: volvieron goleados (3-0) y con varios jugadores moreteados de tantos golpes que dieron los brasileños. Si no, habrá que preguntarle a Meléndez.
El cuadro loíno salió prácticamente con dos líneas de cuatro, con Madrid enganchándose para juntarse con Cornejo y con Galaz "tirado" arriba. Y ante eso, Sao Caetano puso durante 25 minutos un juego rápido, de harto toque y de rapidez y precisión en los últimos 10 metros. La principal arma paulista fue el lateral Russo, que se cansó de desbordar por el costado izquierdo chileno.
Pero los centros no bastaban. Brandao mostraba su impericia y Whiteley un trabajo sobrio, pero al mismo tiempo eficaz a la hora de cuidar su valla. Mas en una jugada la defensa naranja tiró la línea del offside, se equivocó y Brandao enfrentó solo al portero chileno. Liquidó con un zurdazo a ras de piso, a la derecha de Whiteley.
Con el 1-0 Sao Caetano se echó atrás y apostó al contragolpe. Lo tuvo en un par de oportunidades pero de nuevo surgió Whiteley para salvar su valla, y la poco eficaz tarea de Brandao y Wagner.
También aparecieron los golpes, los roces, las tarjetas amarillas. Dieron harto estos brasileños, y también se quejaron en demasía en los cuerpo a cuerpo.
El segundo tiempo fue para el olvido. La aparición de Marco Aurelio desde la banca fue lo más notorio, para bien de Sao Caetano. El mediocampista puso el fútbol que se había quedado en los camarines y así llegó el 2-0 de Wagner y el 3-0 de Cristián Gómez, en contra de su valla.
Con 15 minutos por delante, el juego brusco volvió a florecer. Jugadas mal intencionadas, escupitajos y golpes "a la maleta" conformaron el repertorio. Adaozinho casi le quebró la mandíbula a Meléndez y se fue expulsado. El mediocampista no pudo seguir y se fue a los camarines. Triste para los loínos, por los goles recibidos y por la bronca de salir golpeados.
Pero no todo está perdido. La clasificación se la jugará en casa y en Lima. Claro que debe mejorar del cielo a la tierra. Si no, que se olvide de la segunda fase.