KEY BISCAYNE.- Había ilusión entre todos los chilenos que estaban en la cancha Grandstand de Crandon Park. También entre los que se ubicaron frente a un televisor o a un computador en Chile. Tenían fe en que Fernando González (62° de la ATP) les daría otra alegría, esta vez frente al ruso Marat Safin (7°).
Pero el chileno no pudo. Es decir, Safin no lo dejó. Ni a palos. Porque el europeo tuvo más fuerza a la hora de pegarle a la pelota y fue más fino cuando quiso colocar la redonda dentro de los límites de la cancha. Y tras 72 minutos de lucha, terminó imponiéndose por un doble 6-3.
En la primera manga, González nunca sintonizó su mejor tenis. Su servicio no funcionó (cometió nueve doble faltas y apenas colocó el 52 por ciento de sus primeros saques), su derecha nunca hizo estragos y su revés estuvo más impreciso que nunca (cometió 22 errores no forzados, contra apenas 4 de su rival). Y al frente tuvo a un Safin siempre enfocado, con un despliegue físico que bordeó la perfección y con una concentración a prueba de reclamos y pifias del público. Un quiebre le bastó al chico de Moscú para quedarse con el primer set.
Luego volvió a quebrar, esta vez en el tercer game para quedar en el marcador con un fácil 3-1. Pero González varió un poco más su juego y llegó a finiquitar el único punto de quiebre que tuvo en el encuentro. Ahí los chilenos -de allá y acá- creyeron en la resurrección, pero Safin lo sepultó de inmediato con otro quiebre.
La cuenta ya era lógica a esas alturas. González se desanimó y terminó por entregar una vez más su servicio para caer también por 6-3 en la segunda y última manga.
El ruso enfrentará en cuartos de final al australiano Lleyton Hewitt (1°), luego que éste venciera al estadounidense James Blake por 6-4 y 6-1 en un partido que comenzó anoche pero que se suspendió por lluvia.
Con 10 títulos a cuestas y casi siete millones de dólares en premios, Marat Safin fue mucho rival para el chileno. Esa sensación quedó en el húmedo Crandon Park, aunque debiera ser momentánea. González demostró que está para cosas mayores, pero hay que darle tiempo para que siga sacando conclusiones.