MIAMI.- Las estadounidenses Jennifer Capriati y Serena Williams se medirán mañana en la final del torneo de tenis de Miami con un mismo objetivo, ganar, aunque con un trasfondo diferente en cada caso.
Mientras Capriati buscará consolidarse en el número uno ganando un título que el año pasado entregó ante Venus Williams, tras disponer de múltiples match points, Serena quiere explotar por fin como candidata a la cima.
"Ya ni me acuerdo de esa victoria en el Abierto de Estados Unidos de 1999. Tengo que avanzar y ganar otro Grand Slam. Eso fue hace demasiado tiempo y ya se está volviendo ridículo", dijo Serena tras batir a su hermana Venus, demostrando que está dispuesta a luchar por ser la mejor.
Miami no es un Grand Slam, pero sí el torneo más importante tras los cuatro grandes, y un título allí acercaría a la número nueve del mundo al combate por el número uno a fin de año.
Un número uno que Capriati no perderá la semana que viene suceda lo que suceda en la final. Tras derrotar a su compatriota Monica Seles en un partido que terminó en la madrugada de hoy y que fue aplaudido unánimemente como el mejor del torneo entre las mujeres, Capriati sólo teme que su físico le diga basta.
"Espero no estar floja, tuve partidos realmente duros en estos días, especialmente por haber jugado dos veces el último encuentro de la noche", dijo la bicampeona del Abierto de Australia, una de las favoritas del público local.
Capriati, que hoy cumple 26 años, aventaja a Serena 4-3 en enfrentamientos personales, pero no le gana a la menor de las Williams desde Wimbledon 2001. Los dos últimos partidos, en Toronto y Scottsdale, terminaron con triunfo de Serena. Ninguna de las dos ganó Miami, que coronará así a una nueva campeona.
Si Serena, de 20 años, conquista el título, podría llegar a su fin una época dentro del clan Williams. Su contundente victoria ante su hermana en semifinales permite entrever que Serena ya no quiere ser sólo "la hermana menor", y eso no es sólo un aviso para Venus, sino para todo el tenis femenino.