BARCELONA.- El español Albert Costa, campeón en 1997, se ha quedado solo contra el "poder argentino" formado por Gastón Gaudio y Guillermo Cañas y el australiano Lleyon Hewitt en las semifinales del Conde de Godó, un torneo del que hoy se despidieron otros dos españoles: Alberto Martín y Alex Corretja.
Costa ganó a Corretja por 5-7, 7-6(6) y 7-6(4), tras 3 horas y 17 minutos de juego y se medirá frente a Cañas, vencedor de Cedric Pioline por 7-6(6) y 6-3. Por la parte alta del cuadro, Gaudio (derrotó a Martín por 6-2 y 6-4) jugará frente a Hewitt (a El Aynaoui por 6-4 y 6-2).
Alex Corretja y Albert Costa protagonizaron el partido de la jornada. Corretja y Costa se conocen tanto, que el encuentro fue superigualado. Hasta hoy, habían jugado 11 partidos en el circuito con siete victorias para el primero y cuatro para el segundo, aunque la última había sido para Costa, quien venció hace dos años en Scottsdale.
El partido fue un toma y da constante. En la primera manga, ambos jugadores se rompieron su servicio en dos ocasiones durante los seis primeros juegos. Después, Corretja impuso poco a poco su mejor juego, pero no lo concretó hasta el undécimo juego, y concretó la rotura y el primer parcial en el duodécimo.
En el segundo, la igualdad todavía fue mayor y en muchas ocasiones ambos decidieron acabar los puntos en la red y sólo hubo una bola de rotura en todo el set, aunque Corretja la desperdició. Llegados a la muerte súbita, Costa se adelantó (3-0), Corretja se recuperó (3-5), pero el ilerdense estuvo más entero y equilibró la balanza (8-6).
Corretja lo parecía tener encarrilado cuando se adelantó por 3-0 en el tercer set, pero entonces apareció Costa para equilibrar el encuentro (4-4). La igualdad se mantuvo hasta el final y en el ’tie break’ el ilerdense ya no dejó escapar su oportunidad y se impuso por 7-4. Al final, ambos jugadores se fundieron en un emotivo abrazo ante la estruendosa ovación de los espectadores.
Ahora Costa se medirá a Guillermo Cañas, quien certificó su superioridad frente al francés Cedric Pioline, que a sus 32 años era el veterano del torneo. Cañas, con un juego muy físico, sabía que su mejor arma sería apurar al máximo. Y después de ganar el primer set en la muerte súbita (8-6), sabía que el partido lo tenía prácticamente ganado.
