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Francia extrañó a Zidane ante Bélgica

Careciendo de la magia del volante Zinedine Zidane -que asistía al parto de su tercer hijo-, el conjunto galo cayó por 1-2 ante los "diablos rojos" en su último encuentro amistoso jugado como local.

18 de Mayo de 2002 | 19:24 | EFE
PARÍS.- A doce días del inicio del Mundial, Francia, la campeona del mundo, alimentó todas las dudas al caer derrotada en su estadio en partido amistoso contra Bélgica (1-2), el último en suelo europeo de los "bleus" y el primero desde hace mucho tiempo que disputan si su gran estrella, Zinedine Zidane.

El jugador del Real Madrid asistía al nacimiento de su tercer hijo mientras en el Estadio de Francia planeó su figura, que alimentó el mito de la "zizoudependencia".

Sin su calidad de juego, sin su fuerte personalidad y su influencia en un equipo con vocación defensiva, Francia fue una selección pobre, sin recursos en ataque, a merced de jugadas aisladas, incapaz de hilar el juego como es habitual en él.

La herida no es tan grande si se tiene en cuenta que los "bleus" perdieron en el último minuto, que Bélgica no fue mejor y que la de Zidane no era la única baja, ya que una lesión dejó a Thierry Henry en el banco. Bélgica, que había tenido un recorrido dudoso en los últimos partidos recargó las pilas de su moral a merced de la campeonísima Francia y se convirtió en la segunda selección que vence en el Estadio de Francia, un coliseo que hasta ahora sólo Rusia había logrado profanar.

Ante la avalancha de bajas, el seleccionador francés, Roger Lemerre, optó por no cambiar más que lo imprescindible y desmintió todos los rumores, apostando por hombres en los que ya confió durante la pasada Eurocopa, frente a otros de menor experiencia. Se habló de Cissé en punta y puso a Trezeguet y el joven jugador del Auxerre tuvo que esperar al segundo tiempo para debutar con la selección absoluta. Se dijo que Micoud sustituiría a Zidane y lo hizo Djorkaeff, quien demostró falta de rodaje. Bélgica aprovechó la indulgencia francesa en una jugada a balón parado, un saque de falta desde la banda derecha que De Boeck se encargó de cabecear a las redes de Ramé en el minuto 20.

Mucho tiempo hacía que Francia no se veía atrás en el marcador, con la obligación de jugar descaradamente al ataque y durante 20 minutos parecía no meterse en su nuevo papel. Incluso dio la sensación de que el público empezaba a impacientarse, especialmente con algunos jugadores, como Dugarry, quien fue reiteradamente silbado.

A medida que pasó el tiempo, los franceses comenzaron a echar de menos a Zinedine Zidane, carentes de un hombre capaz de echarse el equipo a la espalda y animar el juego de ataque. Incluso Bélgica dispuso de alguna otra ocasión para ampliar su ventaja, lo que hizo temblar los cimientos de la indestructible moral de los "bleus".

Pero la falta de insistencia ofensiva la suplió Francia con una fe ciega y con una pequeña dosis de fortuna en una jugada embarullada, que nació del saque de un córner que la defensa belga no supo despejar de forma tajante, Djorkaeff remató y el posterior rechace lo envió Leboeuf a las mallas. Empate a punto de irse a las duchas.

El descanso trajo un partido nuevo. Francia, cambió de aspecto y no sólo por los cuatro relevos que introdujo Lemerre, sino porque demostró mayor ambición ofensiva y más estabilidad en el juego. Tuvo el balón y supo mejor qué hacer con él, sobre todo, porque Micoud estaba más fresco que Djorkaeff, y se entendió mejor con Cissé que el centrocampista del Bolton con Trezeguet. Pero tampoco llegó a su mejor nivel, siguió descosida, sin alma, con una gota de conformismo y muchas de indulgencia.

Los "diablos rojos" aguantaron el chaparrón "bleu" con más corazón que orden en una zaga que defendió más por número y fuerza física que por sentido táctico. Waseige colocó tres centrales y, a pesar de dar entrada al joven Sonck, máximo goleador de la liga belga, apenas inquietó la portería de Ramé a no ser por contadas jugadas a balón parado que el portero bordolés, que la próxima temporada puede jugar en el Barcelona, resolvió sin problemas.

Pero tampoco hicieron méritos para llevarse el partido, de no ser porque cuando los "bleus" miraban ya al vestuario y el reloj comenzó a contar los minutos de descuento, un centro desde la derecha de Verheyen llegó al área y Wilmots quien, sólo en el área disparó sin parar el balón, que se coló por la escuadra de Ramé.

Al nuevo hijo de Zidane (cuyo nacimiento se encargó el propio jugador de anunciar a través del videomarcador), los "bleus" le regalaron una derrota, la tercera de la temporada (tras las cosechadas contra España y Chile), a la espera de que su padre ponga orden.

Los aficionados franceses creerán ahora más en "Zizou", que se incorporará el próximo martes a la concentración francesa.
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