SACRAMENTO.— Los Lakers de Los Angeles, actuales bicampeones de la NBA, tuvieron que luchar hasta en un período de prórroga del séptimo y último partido de la serie final por el cetro de la Conferencia Oeste, pero terminaron imponiéndose por 112-106 a los Kings de Sacramento.
Shaquille O’Neal y Derek Fisher tuvieron una gran actuación para los Lakers en una noche en la que el estelar Kobe Bryant no encestó una canasta ni en el cuarto período ni en la prórroga.
O’Neal, Fisher y Bryant se combinaron para acertar la totalidad de sus ocho tiros libres, mientras que Sacramento no pudo anotar en los últimos dos minutos.
Disparos fallados, pases mal lanzados, decisiones equivocadas, eso fue lo que hicieron los Kings en el período extra después de que el partido se inclinó en favor de los Lakers y le dieron al entrenador Phil Jackson su vigésimo séptima victoria consecutiva en playoffs.
Los Lakers ahora deberán defender su corona en la final a partir del miércoles por la noche y será el favorito ante los Nets de Nueva Jersey, un equipo prácticamente sin experiencia en la serie final.
O’Neal, Bryant y sus compañeros demostraron que pueden lucir cuando la presión está en su máximo nivel, y el período extra de este domingo fue un nuevo ejemplo.
O’Neal finalizó con 35 puntos, 13 rebotes y cuatro tiros bloqueados, mientras que Bryant tuvo una noche tranquila, con apenas 30 puntos, de los cuales los últimos cuatro fueron en los 17 minutos finales, y todos fueron en tiros libres.
Los últimos dos puntos desde la línea de tiros libres de Bryant le dieron a los Lakers una ventaja de seis puntos cuando quedaban 6,4 segundos por jugarse. El partido finalizó cuando Chris Webber, de los Kings, malabareaba un pase.
Bryant fue a darle un abrazo a Mike Bibby, de Sacramento; O’Neal arrojo una toalla blanca al público, y Jackson fue a darle la mano al entrenador de los Kings, Rick Adelman.
Bibby anotó 29 puntos y Webber 20 para los Kings, que trabajaron toda la temporada para poder contar con ventaja de locales y con este partido en mente.
Sin embargo, los Lakers son un equipo que no se arruga ante la presión, y han insistido con confianza que tenían oportunidad de ganar si la serie se decidía en el séptimo partido en la Arena Arco de Sacramento, como ocurrió.
Esa confianza fue la diferencia.
