ULSAN, Corea del Sur.- A pesar de ser una auténtica potencia futbolísitca, tres veces campeona y otras tantas subcampeona del mundo, Alemania ya ha llegado más lejos en el Mundial de Corea/Japón de lo que la mayoría apostaba.
Después de la bochornosa actuación en la última Eurocopa y de clasificar agónicamente al Mundial con una victoria sobre Ucrania en el repechaje, los alemanes dirigidos por Rudi Voeller parecen estar repitiendo el camino de México '86, cuando avanzaron hasta la final con un equipo gris y técnicamente limitado.
Esta vez, al menos, Alemania cuenta con el goleador del torneo, Miroslav Klose, del Kaiserslautern, que lleva cinco tantos convertidos, los mismos que el brasileño Ronaldo.
Pero a lo largo del Mundial se hizo evidente que, a pesar de la fortaleza del equipo, la ausencia de una estrella que aporte chispazos de genialidad se deja sentir. Quizá la única excepción de renombre internacional sea el capitán y portero Oliver Kahn.
El principal activo alemán sigue siendo la fortaleza física y el juego compacto, que además de dar un espectáculo mediocre no siempre es efectivo. Voeller no olvida que están en cuartos gracias a un gol agónico en el minuto 88 ante Paraguay, de Neuville: "Todos sabemos que tenemos que jugar mejor", reconoce Voeller de cara al desafío del viernes ante Estados Unidos.