YOKOHAMA, Japón.- Toda Inglaterra cree que éste es el momento para repetir el título conquistado en casa en el Mundial '66. Por lo demostrado hasta ahora en Corea/Japón, a su selección no le faltan argumentos para ello, aunque en cuartos tendrá la medida de real de sus posibilidades: Brasil.
El sueño inglés se sostiene en sus dos grandes estrellas, David Beckham y Michael Owen, en la solidez de su defensa, en la que sobresale Rio Ferdinand, y en la pericia y capacidad de liderazgo de su entrenador, Sven-Goran Eriksson.
Inglaterra es un equipo que no se desespera por ir a buscar. Se siente más cómodo en su propio terreno. Allí aguarda a su rival y luego sale en rápidos contraataques, fiel a su estilo histórico. Y es pragmática para aprovechar errores ajenos, como un cazador agazapado.
Con estos atributos, los ingleses se tomaron revancha con Argentina y pasaron indemnes el "Grupo de la Muerte", detrás de Suecia. Cuando ya se escuchaban algunas voces críticas, ante Dinamarca, en octavos, aparecieron los goles, las estrellas y el equipo en general.
El viernes, en Shizuoka, Inglaterra tendrá su prueba de fuego ante el tetracampeón Brasil. "Ellos son los favoritos, pero nosotros tenemos nuestra posibilidad. Debemos jugar bien organizados y en equipo", afirmó el entrenador sueco Eriksson.