Alemania ya está en semifinales y creo que nadie se puede explicar bien el por qué. Y es que el equipo germano, aparte de esa goleada en la primera fecha del grupo ante Arabia Saudita (8-0), no ha mostrado nada de nada. O quizás sí... un esquema ultradefensivo, con cero fútbol de ataque y con un juego de conjunto discreto, además de un portero de jerarquía como Oliver Kahn que termina por poner el candado a la cerrada defensa alemana. Muy poco para un equipo que pretende coronarse campeón del mundo...o quizás, viéndolo de otro modo, tienen los suficiente para lograr el cetro, total logran sacar resultados que a la postre es lo que más importa a la hora de seguir avanzando, matando aún más los pocos vestigios que quedan del fútbol romántico lleno de gambetas, magia y juego bonito que suele ser liderado por Brasil.
Pero Alemania tiene historia, tiene potencia física y como si fuera poco una mentalidad ganadora que hace a este equipo tener la seguridad de que son superiores, aunque en la realidad no sea así. Y en esta ocasión, Estados Unidos, el rival de turno, desdibujó a loa alemanes y sacó a relucir todos sus defectos y virtudes.
El partido, de verdad no prometía mucho, porque ambas escuadras habían mostrado un fútbol poco atractivo, aunque Estados Unidos llegaba en este sentido un poco mejor que lo teutones, ya que a ratos sus jugadores muestran concepciones interesantes de juego de conjunto y una que otra individualidad como el delantero Landon Donovan. Alemania, por su parte, al ya mencionado Kahn, tiene en sus filas a jugadores de mayor renombre como Ziege, Ballack y Klose, pero que objetivamente hablando no se caracterizan principalmente por su técnica depurada, sino más bien por su gran versatilidad en el campo de juego y la gran capacidad física que poseen, aunque Klose se ha destapado como goleador, aunque en los últimos encuentros ha estado con la pólvora mojada.
Así, el encuentro derivó entre el frenesí que querían imponer los norteamericanos con el ritmo lento y cauteloso que preferían los alemanes, aunque el balón estuvo mayormente en posesión de Estados Unidos, que principalmente intentó llegar por las bandas. Alemania en tanto, a falta de un buen juego, se dedicó a llegar al arco rival a través de numerosos centros, donde los germanos son expertos y esperaban sacar ventaja ante las marcas a veces desordenadas de los defensores norteamericanos.
Y así sucedió. Corría el minuto 39, cuando Ziege mandó el enésimo centro al área rival y Ballack superó a los defensores norteamericanos y con golpe de cabeza en plena área chica batió al excelente meta Friedel. Alemania en ventaja en forma inmerecida, porque el gasto del partido lo había llevado el equipo de Estados Unidos y de hecho ya habían perdido varias ocasiones de gol en los pies de Donovan, un delantero incisivo y habilidoso que complicó en demasía con su rapidez y movimiento de cintura a los duros defensores bávaros. Pero tal como está escrito en la mitología que rodea al fútbol, si no conviertes el gol te lo hacen a ti y Alemania no perdonó y se ponía arriba en el marcador, por lo que podía empezar a manejar el partido, algo en que los europeos son verdaderos expertos.
Después del gol se cerró el partido. Llegaba a ser penoso como todo el equipo alemán estaba refugiado en su propio campo tratando de soportar la presión norteamericana, que de todas maneras se diluía y chocaba con la verdadera muralla que impusieron los defensores germanos. Lo intentó en el segundo tiempo Donovan con un par de remates, apareció Mc Bride, unos cabezazos de Sanneh que estuvieron a punto de significar el empate. Pero como buen partido de este Mundial no se podía despedir sin tenernos una polémica. Era el minuto 50’ Reyna que centra y aparece Sanneh que con un voleo obliga a una contención a medias de Kahn, la pelota rebota en Frings, que detiene la pelota en la línea con la mano. El árbitro escocés, Hugh Dallas, no cobró penal ni tampoco gol, a pesar de los ajustados reclamos de los norteamericanos.
Así ya no había nada que hacer. Los norteamericanos lo intentaron y se fueron con la frente muy en alta dando muestras al mundo de que su fútbol ha crecido muchísmo y que muy pronto, de seguir así, podrán competir de igual a igual con las más renombradas potencias.
De Alemania, sólo decir que es una lástima que su estilo de juego salga victorioso, de verdad porque así están matando al fútbol como espectáculo y le están quitando la verdadera magia que tiene este lindo deporte. Aún así, no sería extraño, que los teutones llegarán a la final...ya lo dije... ahora, al parecer, el resultado es lo que vale ¿o no?