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Alemania ya no quiere sorpresas

El elenco de Rudi Voeller quiere demostrar este martes en la cancha las razones que tiene para ser considerado favorito frente a Corea del Sur.

24 de Junio de 2002 | 17:10 | EFE
SEUL.- El equipo de Alemania, tres veces campeón del mundo, se bate este martes en semifinales del Mundial con un intruso iluminado, Corea, en defensa del honor del fútbol europeo mancillado por las derrotas sucesivas de Polonia, Portugal, Italia y España a manos de un equipo que se aferra a sus sueños de grandeza.

La marcha triunfal de Corea bajo la mano sabia de Guus Hiddink, los efectos de la "marea roja", que alcanzará mañana los siete millones de personas, y el camino titubeante de los hombres de Rudi Voeller en el Mundial dibujan una interrogación sobre un partido que en circunstancias normales sería un paseo militar para Alemania.

Corea, que no había ganado ninguno de sus 14 partidos anteriores en los Mundiales, lleva ya cuatro victorias en 20 días, todas ellas sobre equipos europeos teóricamente superiores.

Hiddink dejó atrás sus dos primeros objetivos (ganar el primer partido en un Mundial y superar la primera fase), condujo a Corea al éxito histórico de ser el primer equipo asiático en unas semifinales y, conocedor de la crisis de juego alemana, sigue teniendo ’’hambre’’.

Alemania apunta también a un logro histórico. La selección más asidua a las semifinales (esta será la novena), está a dos pasos de igualar el récord de títulos de Brasil, una posibilidad que aterroriza a Pelé y a la "torcida" brasileña.

Los hombres de Rudi Voeller jugarán por ver cumplido su soterrado objetivo de ganar por cuarta vez la Copa, pero también como representante ilustre del fútbol europeo. El Viejo Continente, que sólo dos veces en 72 años ha faltado a la final (en 1930 y 1950), esta en peligro de quedar fuera por tercera vez.

El único precedente entre ambos equipos dio la victoria a los alemanes, pero no antes de sufrir una verdadera humillación ante los coreanos. El "infierno de Dallas" perdura en la memoria de Alemania desde el 27 de junio de 1994, cuando los jugadores alemanes fueron mortificados durante todo el segundo tiempo aun cuando terminaron ganando por 3-2. En el descanso estaba 3-0 delante.

Alemania, undécima en la lista mundial, afronta su segundo partido contra Corea, número 40, envuelta en piel de cordero. Voeller dice que su equipo va de víctima pero nadie le cree. La historia demuestra que los alemanes en pleno Mundial se transfiguran en lobos.

"Los coreanos van a correr desde el primer minuto hasta el último y nosotros tendremos que permanecer atrás en formación compacta", anticipó el técnico germano, miembro del equipo que obtuvo el título mundial en Italia’90.

La inspiración del guardameta Oliver Kahn y el bombardeo aéreo del área contraria en busca de un remate de cualquiera de sus gigantes ha sido la única estrategia alemana en partidos anteriores, pero esa táctica, en su simpleza, preocupa a Hiddink, consciente de la inferior envergadura de sus hombres.

La lesión del centrocampista Dieter Hamann, que sufre una elongación del ligamento interno de la rodilla derecha, es la única preocupación de Voeller. Sólo unas horas antes del encuentro decidirá si juega.

El equipo de Guus Hiddink tiene a su favor la enorme moral de sus jugadores, la sensación de haber logrado ya algo grande y el apoyo incondicional de 65.000 espectadores dentro del campo y un millón más en los alrededores. En contra, la fatiga (tuvieron un día menos de descanso y llevan dos prórrogas consecutivas) y la polémica arbitral.

Alemania se puede beneficiar del escándalo suscitado por los favores de los árbitros a Corea en sus dos últimos partidos, contra Italia y España. No es fácil que vuelva a ocurrir algo semejante después de que el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, haya criticado la designación de ciertos árbitros.

Pero los coreanos están cada vez más convencidos de estar asistiendo al mayor logro conseguido por la nación en toda su historia y ahí radica su fortaleza. El presidente de la república, Kim Dae-jung, cree que el día de la victoria sobre España fue "el más feliz" desde los tiempos de su fundación, hace 5.000 años.

Alineaciones probables:

Alemania: Oliver Kahn; Christoph Metzelder, Sebastian Kehl, Thomas Linke; Torsten Frings, Bernd Schneider, Dietmar Hamann o Jens Jeremies, Michael Ballack, Christian Ziege; Miroslav Klose y Oliver Neuville.

Corea: Lee Woon-jae; Choi Jin-cheul, Hong Myung-bo, Kim Tae-young; Park Ji-sung, Yoo Sang-chul, Song Chong-guk, Lee Young-pyo, Lee Eul-yong; Ahn Jung-hwan y Seol Ki-hyeon.

Arbitro: Urs Meier (SUI)
Asistentes: Frederic Anault (FRA) y Evzen Amler (RCH)
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