NUEVA YORK/SANTIAGO.- En Belmont Park, y en la hípica estadounidense, nadie creía en la "resurrección" de José Santos. El jinete chileno había caído rápidamente de la cúspide que alcanzó entre los años 1986-89, período en el que encabezó el ránking de ganancias -con un promedio de 13 millones de dólares por temporada- y consiguió el Eclipse Awards en 1988. Ahora deambulaba por las pistas arriba de caballos que pagaban 20-1 ó 30-1 y en 2001 apenas sumó 67 victorias con premios por 3,8 millones de dólares.
Su último gran triunfo: con Lemon Drop Kid en el Belmont Stakes.
Pero Santos, con 41 años, recobró vida. Y lo hizo de la mano de un nuevo agente, Mike Sellito. En la temporada de primavera de Belmont terminó en la cuarta posición, detrás de John Velazquez, Edgar Prado y Jerry Bailey, con 44 éxitos.
"Ahora tengo una actitud distinta", dijo Santos a ESPN hace algunas semanas. "Uno no siente de la misma forma cuando conduce caballos que pagan 30-1. Soy positivo y mi nivel de confianza está muy arriba. Soy muy feliz en este momento", agregó.
La razón principal del cambio sufrido por Santos no parece ser otra que la aparición de Sellito, un ex policía de Nueva York que trabajó con Richard Migliore y que al final de los ’80 trató de trabajar con Santos, pero éste decidió en 1990 trasladarse a California
Y al chileno lo persiguió la mala suerte. Nunca pudo entreverarse en la lucha con los jinetes de Los Angeles y sus alrededores y un año después decidió regresar a Nueva York, pero a los pocos meses sufrió un accidente que lo tuvo alejado de las pistas por cinco meses.
Con Manila en la Breeders' Cup en 1986.
Santos, entonces, perdió la confianza de los preparadores. "Muchos se desilusionaron, incluso algunos pensaron que había tomado miedo...", dijo el jinete. Verdad o no, Santos no logró levantar cabeza hasta 1999, aunque todo fue con cuentagotas. Sellito sabía que tenía que trabajar mucho para devolver a Santos a su sitial.
"Creo que José montaba bien hace cinco años y que está montando bien hoy", dijo el trainer Christophe Clemente, uno de los entrenadores que volvió a confiar en Santos. "Nunca tuve un problema con él. Está ganando más carreras porque tiene un agente mejor y porque él pone lo suyo en los momentos decisivos: el mismo caballo que llegaba segundo a nariz, ahora Santos lo guía al triunfo", agrega.
Santos todavía debe trabajar más para recuperar la confianza de preparadores de la talla de Todd Pletcher, Bill Mott, Shug McGaughey, Bobby Frankel y Nick Zito, pero por lo menos ya trabaja con uno de los grandes: D. Wayne Lukas. Y eso es harto decir.
Y si a eso se le suma la posibilidad de venir a correr a Chile con motivo de El Ensayo 2002, nadie duda que José Santos ha vuelto a sonreir.
