EMOLTV

González brilla; Ríos dice adiós

Una buena y una mala tuvo el tenis chileno en Ohio. Mientras Fernando González consiguió un apabullante y lucido triunfo sobre el inglés Tim Henman, Marcelo Ríos no pudo con la potencia del estadounidense Taylor Dent.

07 de Agosto de 2002 | 16:17 | Arturo León, EMOL
SANTIAGO/CINCINNATI.- No podía ser tan redondo el despliegue del tenis chileno en el Masters Series de Cincinnati. Cuando Fernando González (39° de la ATP) se lució frente al británico Tim Henman (4°), se pensó en un espectacular doblete junto a Marcelo Ríos (27°). Pero el "Chino" no pudo con sus ampollas y en un mal día cayó sin pena ni gloria ante el norteamericano Taylor Dent (67°).

Lo de González fue para enmarcarlo, salvo algunas lagunas que se vieron cuando su derecha perdió "timing". Un buen servicio -fuerte e inteligente-, un duro drive que el inglés casi nunca pudo terminar de dominar y un revés tanto paralelo como cruzado, que sirvió para "pasar" cuando Henman acudía a la red, fueron las armas predilectas del chileno.

La primera manga fue la complicada, aunque el chileno podría haberla liquidado antes. Claro, también hay que aclarar que levantó un 1-4 para luego quedar 5-4 con su servicio, pero todo se definió en el tie break.

Luego González ganó cuatro juegos consecutivos y con un tercer quiebre en el octavo game, definió el match. Fue una hora y 47 minutos de juego, un brillante juego que pondrá a la segunda raqueta chilena frente a un cañonero: Richard Krajicek. El holandés venció al australiano Mark Philippoussi por 7-6(7) y 6-2.

Las ampollas, su juego, el rival...

Lo de Marcelo Ríos no tenía vuelta. El "gringo" Dent entró enfocado en triturarlo con su servicio y tratar de quebrarle apenas pudiera. Dicho y hecho. Dos quiebres en cada manga bastaron para que el estadounidense se impusiera por 6-2 y 6-3 en 54 minutos.

El "Chino" nunca pudo defenderse del saque de Dent, salvo cuando le quebró en el quinto game del segundo set. No tuvo movilidad ni brillantez en sus tiros. Y las ampollas le recrudecieron, tanto que le incomodaban para correr con determinación.

Así no se podía.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?