MUNICH.- Múnich realizó hoy un paréntesis en la fiesta que suponen los Europeos de atletismo y dedicó unos momentos a recordar a las víctimas de los atentados terroristas durante los Juegos Olímpicos de 1972, que se celebraron en la ciudad alemana.
En una ceremonia realizada bajo estrictas medidas de seguridad, Múnich quiso rememorar uno de los capítulos más negros de la historia del deporte: los asesinatos de atletas israelíes por parte de fundamentalistas islámicos.
"Nunca olvidaremos las imágenes. Todavía hoy, la memoria de 1972 nos conmueve", dijo el embajador israelí en Alemania, Shimon Stein, con el que coincide el presidente del Comité Olímpico Alemán, Walther Troeger: "El recuerdo todavía está muy presente. No es posible olvidar".
Por iniciativa de la Federación Israelí de Atletismo, se reunieron hoy 80 personas alrededor del monumento erigido al lado del estadio Olímpico en recuerdo de los israelíes asesinados.
El lugar fue sellado herméticamente, con varios helicópteros de la policía muniquesa sobrevolando el recinto, al que sólo se accedía tras someterse a un estricto control.
Junto a representantes de la Federación Europea de Atletismo (EAA), del Comité Organizador de los Europeos y de la embajada israelí en Alemania participaron en el acto 23 familiares de las víctimas, muchos de los cuales acudían por primera vez al lugar de los atentados.
"Nunca olvidaremos ni perdonaremos", dijo Ankie Spitzer a los invitados a la ceremonia. Ella vivió muy de cerca la crueldad de 1972, pues su marido, Andreas Spitzer, que trabajaba como juez de lucha en los Juegos, murió a raíz de los atentados. "La acción de rescate de la policía alemana fue chapucera y errónea", criticó.
En la mañana del 5 de septiembre de 1972 el mundo se estremeció. Ocho terroristas palestinos asaltaron la sede del equipo israelí en la Villa Olímpica. Mataron inmediatamente a dos rehenes y exigieron la liberación de 200 presos árabes de cárceles israelíes, así como un avión para ellos mismos.
En la operación de rescate realizada en el aeropuerto muniqués murieron los nueve rehenes israelíes, un policía y cinco terroristas. Los Juegos fueron interrumpidos durante 34 horas y posteriormente alargados durante un día.
La críticas de Spitzer también se volcaron sobre el Comité Olímpico Internacional, al que acusó de no haber homenajeado nunca apropiadamente a las víctimas. La mujer del árbitro israelí aseguró que el anterior presidente del organismo, el español Juan Antonio Samaranch, le dijo que eso era imposible porque conduciría a un boicot olímpico de los países árabes.
Treinta años después de los sucesos y precisamente en la ciudad donde se produjeron, Israel consiguió la primera medalla de oro de su historia en unos Europeos por medio del pertiguista Alex Awerbuch, que se impuso por delante de dos alemanes.
La corredora israelí de 10.000 metros Nili Avramski se mostró muy impresionada por la acogida que tuvo la victoria de su compatriota. "Allí estaba Alex, con un alemán a su izquierda y otro a su derecha y todo el estadio puesto en pie durante el himno israelí. Nosotros nos pusimos a llorar. Fue emocionante. Nunca volveré a vivir un momento como ese", dijo.