MADRID.- La Comisión de Fórmula 1 de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) aprobó el lunes un paquete de reformas con la intención de dotar a la Fórmula 1 de mayor emoción y espectáculo ante la hegemonía de Ferrari en 2002, pero un análisis detallado de los cambios y su aplicación a la temporada pasada demuestra que el equipo italiano tiene vía libre para seguir dominando.
De haberse aplicado el nuevo sistema de puntuación, en el que reciben puntos los ocho primeros y se reduce el bonus de los puestos más altos, la única diferencia significativa habría sido que el alemán Michael Schumacher se habría proclamado campeón mundial una carrera más tarde.
Es decir, en lugar de asegurarse el título matemáticamente en el Gran Premio de Francia, a falta de seis carreras para el final, lo habría hecho en el de Alemania. Quizá incluso Schumacher hubiese preferido celebrar el pentacampeonato ante su público.
Al final de la temporada, Schumacher habría sumado 156 puntos, en vez de 144. Su compañero de equipo, Rubens Barrichello, también habría acabado a gran distancia de sus perseguidores. Si en la clasificación real el brasileño terminó con 77 puntos, aplicando el nuevo sistema habría sumado 93. El colombiano de Williams-BMW Juan Pablo Montoya también habría acabado tercero, con 74 puntos, por los 50 que acumuló en la realidad.
Entre el resto de pilotos, las modificaciones son también leves. Ralf Schumacher, compañero de Montoya, habría empatado con 63 puntos en la cuarta plaza con el escocés de McLaren, David Coulthard. En la realidad, el menor de los Schumacher aventajó en un punto a Coulthard.
Otros cambios son que el alemán Nick Heidfeld (Sauber) habría acabado octavo en lugar de décimo, intercambiando su posición con el italiano Jarno Trulli y que el británico Eddie Irvine habría sido undécimo en vez de noveno. Tampoco aumenta significativamente el número de pilotos que habrían obtenido puntos, de 18 a 21. Tan sólo el escocés Alan McNish (Toyota), el español Pedro de la Rosa (Jaguar) y el malasio Alex Yoong (Minardi) se añadirían a la lista.
Tampoco la clasificación de constructores habría sufrido modificaciones sustanciales. Ferrari habría arrasado igualmente, con 249 puntos (221 en la realidad), por 137 de Williams-BMW (92 en la realidad) y 99 de McLaren-Mercedes (65 en la realidad). En toda la lista sólo hay un cambio digno de mención: en lugar de séptimo, Jaguar habría terminado octavo, en beneficio de BAR.
El segundo gran cambio se refiere al sistema de calificación. En lugar de entrenamientos libres el viernes y una hora de calificación el sábado, como hasta ahora, la clasificación se divide entre ambos días, en cada uno de los cuales los pilotos darán una sola vuelta y con la pista libre.
Sin embargo, la última temporada demuestra que la importancia de la calificación es relativa. Michael Schumacher ganó once carreras, pese a que sólo partió en seis ocasiones desde la primera posición en la parrilla de salida. De hecho, en Malasia y Estados Unidos fue el más rápido en entrenamientos pero no se subió a lo más alto del podio.
La estadística es aún más reveladora en el caso de Montoya. El colombiano fue este año el rey de la "pole position", con siete. Sin embargo, el piloto de Williams cerró el año sin triunfos.
La tercera gran modificación se refiere a los neumáticos. A partir del año que viene los suministradores podrán diseñar neumáticos especiales para cada uno de los equipos con los que tienen contrato. Pero eso deja las manos libres a Bridgestone para seguir centrándose en Ferrari, como el año pasado, cuando demostró una total superioridad sobre Michelin, suministrador de Williams y McLaren.
Y el cuarto gran cambio es el más indefinido de todos: quedan prohibidas las órdenes de equipo. Pero nadie explicó aún cómo se diferenciarán las órdenes de equipo de los sucesos normales en una carrera.