MILAN.- La 86a. edición del Giro de Italia, cuyo itinerario fue dado a conocer este sábado en Milán, no incluye en su trazado a montañas míticas, pero sí presenta un recorrido que, a priori, parece ser más favorable a los corredores que brillan en la montaña.
El comienzo será en la ciudad de Lecce (sur de Italia) el 10 de mayo y el final el 1 de junio, en Milán, aunque en esta ocasión será con un etapa contrarreloj individual imitando así el final de las últimas ediciones de la Vuelta a España.
Cinco finales en altos, alguno de ellos un tanto atípico como el de Zoncolan, la duodécima etapa. Además los escaladores cuentan a su favor con las llegadas en las cúspides de Terminillo (7a), el inédito Pampeago (14a.), Chianele (18a., jornada en la que se pasará el monte más alto, el Esischia, de 2.366 metros de altitud) y Cascata de Toce (19a.).
Es el menú montañoso más importante, aunque también figuran media docena de jornadas consideradas de media montaña, por los 82 kilómetros contrarreloj individual de los que van a disponer los especialsitas de la velocidad; 42 en la 15a. etapa, entre Merano y Bolzano y los últimos 40 en los alrededores de Milán donde, como ya es habitual, estará la última meta.
Un Giro, que tratando de imitar a las últimas ediciones de la Vuelta, apuesta por las etapas cortas, menos cronos recuperando en la última jornada esa modalidad y manteniendo la dureza en la montaña a pesar de no incluir subidas míticas e incluir puertos inéditos como el Zoncolan, considerado similar al Angliru de la Vuelta a España.
El Zoncolan, que ya se subió en el Giro Femenino de 1997, tiene 14 kilómetros de subida real, una altitud de 1.680 metros y pendientes que llegan hasta el 18 por ciento siendo la media de 9. Dicen que es similar más duro que el "archiconocido" Mortirolo.
Una jornada clave al ser la segunda en alto, la primera será en el Terminillo (7a.) y antes de llegar a la cima por medio están los colosos de Tolmezzo (8,7% de desnivel medio), Fuesa (10,3%) y Valcalda (61%).
Como en otras ocasiones el resto de la montaña estará en las primeras jornadas de la última semana, con llegadas desconocidas para la totalidad del pelotón como son las de Pampeago, Chianale y Cascata del Toce, este en la antepenúltima etapa.
Un menú montañoso que pasará factura a muchos de los favoritos que saldrán con la vitola de candidatos al podio y donde mejor se defienden en las etapas llanas y las cronos que han sido recortadas al suprimir el tradicional prólogo y centrar la lucha contra las manecillas del reloj en tan sólo 82. Los 42 de la 15a. etapa entre Merano y Bolzano y en la última con salida en Idroscalo y llegada en Milán de 40 kilómetros.
Así, será un Giro que se apuesta con un nuevo trazado, más moderno, pero sin perder la espectacularidad al incluir montañas inéditas, por la emoción intentando "copiar" los diseños de la Vuelta -etapas más cortas e incluir finales desconocidos- y con alguna que otra variación, como es la de comenzar con una jornada en línea en lugar la tradicional crono individual que mantiene la prueba española y el Tour de Francias. Tampoco incorporará la contrarreloj por equipos, modalidad que no hace mucho era habitual en el Giro.