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La UC sigue con la corona puesta

Los cruzados batieron por la cuenta mínima a la "U" y siguen en la carrera por retener su título de campeones.

15 de Diciembre de 2002 | 18:03 | El Mercurio Internet
SANTIAGO.- En un duelo tan trabado como se había pronosticado, la Universidad Católica necesitó sólo un gol ante la Universidad de Chile para seguir en la carrera revalidar su título del Apertura, en el partido definitorio jugado esta tarde en el estadio Nacional.

Las constantes faltas "pequeñas" en todos los sectores del campo no permitieron un encuentro de flujo rápido y atractivo, en cambio se dio un partido cerrado en la mitad del campo, sin muchas llegadas a las porterías.

En la primera etapa, Patricio Ormazábal apareció como la mejor arma cruzada con tiros de distancia y un par de servicios libres, en una fracción donde la UC dominó la posesión del balón, pero donde no tuvo la astucia suficiente para concretar.

Se extrañaron a los porteros, que fueron simples espectadores en la mayoría de las jugadas de riesgo, usualmente remates desviados o demasiado débiles. Luis Rueda, el mejor de los azules, fue una inquietud constante en la zaga cruzada, pues fue el único capaz de generar acciones de gol por sí solo.

El juego impreciso y trabado se extendió por varios minutos en la segunda etapa, pero el trámite del encuentro cambió a los 55', cuando un centro de Daniel Pérez dirigido a Norambuena es anticipado por Pedro Reyes, pero el zaguero mete el balón en su propia portería, cuando Vargas ya estaba jugado en el achique a Norambuena.

El tanto cruzado provocó cambios inmediatos por parte de Víctor Hugo Castañeda con los ingresos de Pedro González y César Henríquez, lo que le dio algunas más opciones para llegar a la valla rival.

Con el pasar de los minutos, y la evidente desesperación por conseguir los dos goles necesarios para eliminar a la UC, los azules acumularon hombres en ofensiva, que no fue sinónimo de mayor efectividad. Tanta presencia en ofensiva terminó por estorbar el trabajo de los delanteros y además dejó amplios espacios en defensa, que si no fuese por los desaciertos de Gabrich y Norambuena, bien podrían haber sentenciado el partido anticipadamente.

El pitazo final marcó el inicio de las celebraciones cruzadas, que dieron el penúltimo paso en su carrera por revalidar el título conseguido en el Apertura, pero además dejando en el camino a su tradicional rival universitario.
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