SAN DIEGO.- El deporte rey de los estadounidenses, el fútbol americano, tiene a un nuevo héroe y símbolo de triunfo en Jon Gruden, el joven entrenador que con su estrategia guió a los Bucaneros de Tampa Bay a ser lo nuevos campeones del Super Bowl.
Gruden, con 39 años y 162 días, vivió en el Qualcomm de San Diego su coronación de genio de los sistemas y estrategia de juego que permitieron a su equipo humillar 48-21 a los Raiders de Oakland, que llegaban con el mejor ataque de la liga, con la aureola de haber estado antes en cuatro Super Bowl y ser los grandes favoritos en el mundo de las apuestas.
Pero también con el inconveniente de haber tenido a Gruden las cuatro temporadas anteriores como su máximo responsable técnico y el cerebro que reconstruyó su ataque para que llegase a ser el mejor.
El creador del ataque mortífero de los Raiders, con el mariscal de campo Rich Gannon al frente, se metió en el laboratorio de los vídeos, donde elabora las fórmulas para superar a los rivales y logró la perfecta para fulminar a su ex equipo.
El proverbio que rige cualquier deporte de que "un ataque llena estadios, pero una defensa te da triunfos" se cumplió y los Bucaneros fueron el ejemplo perfecto.
Porque su defensa, formada por el ex entrenador Tony Dungy, no sólo controló el ataque de los Raiders sino que anotó tres "touchdowns" con el regreso de tres balones de los cinco que le interceptaron a Gannon, su peor marca de toda la temporada.
"Tengo un gran respeto por Rich Gannon como mariscal, es una persona muy especial, pero deseaba que los jugadores conociesen de verdad lo que pasa por su mente cada vez que el balón está en sus manos y ahí se dio la clave del triunfo", declaró Gruden, que se convirtió en el entrenador más joven en ganador un Super Bowl.
Los jugadores de los Bucaneros admitieron que conocían cada una de las variantes que intentaban los Raiders en su ataque porque las habían ensayado con Gruden, convertido en Gannon, y el coordinador defensivo Monte Kiffin.
"Nadie puede ser tan idéntico a Gannon como Gruden y desde el comienzo del partido sabía perfectamente lo que pensaba y lo que iba a decidir", explicó Kiffin.
Por eso la historia de la 37 edición del Super Bowl se escribió en los tres primeros cuartos del partido cuando los Bucaneros liderados por Simone Rice, Warren Saap, Greg Spires, Derrick Brooks, Ronde Barber y Dexter Jackson, ganador del premio de Jugador Más Valioso (MVP), destrozaron a Gannon y desmantelaron por completo al mejor ataque de la liga.
Bill Callahan, el sustituto de Gruden en la dirección de los Raiders, no lo vio así y dijo que su equipo sencillamente no ejecutó ni tuvo el ritmo normal, pero estuvieron en el partido hasta cuando faltaban seis minutos del cuarto período.
Gannon también estaba de acuerdo con Callahan y rechazó el intento de engrandecer los conocimientos que Gruden tiene sobre su pensamiento y forma de jugar.
"Los entrenadores de los Raiders también conocen sus tendencias y no fue ningún factor, sencillamente su defensa jugó muy bien y nosotros no hicimos lo mismo en el ataque porque no actuamos como equipo", destacó Gannon, de 37 años.
El mariscal de los Raiders, que ganó el premio de Jugador Más Valioso (MVP) de la liga, definió su actuación como "una pesadilla" y dijo dar una exhibición de ese tipo era algo que odiaba.
Lo mismo dijeron jugadores como los veteranos recibidores Jerry Rice y Tim Brown, de los Raiders, que nunca pudieron superar a sus marcadores, especialmente el último, pero que dijeron que están listos para regresar la próxima temporada con 40 y 37 años, respectivamente.
"Gruden no es ningún genio, simplemente no hicimos nosotros bien las cosas en los tres primeros cuartos y cuando superamos a la defensa era ya demasiado tarde", comentó Rice, ganador de tres anillos de Super Bowl con los 49ers de San Francisco.
Tampoco funcionó esta vez el grito de guerra del dueño de los Raiders, Al Davis, de "’Just win, baby!" como sucedió en los tres títulos anteriores de Super Bowl que había logrado el equipo oveja negra de la NFL (XI, XV y XVIII).
La razón principal del fracaso de su equipo se debió a la decisión de permitir que Gruden dejase la organización por ocho millones y dos derechos de selección en el sorteo universitario para firmar con los Bucaneros, que ya rentabilizaron al máximo la inversión milagro hecha por su dueño Malcolm Glazer.
Los Bucaneros en una sola temporada pasaron de ser el equipo perdedor de la NFL por excelencia al nuevo campeón del Super Bowl, con Gruden convertido en el personaje de moda en Estados Unidos y el nuevo símbolo e imagen del joven inteligente, bello y triunfador, una mezcla tan arrolladora como la defensa de los Bucaneros que fue la que destruyó el mito del ataque de los Raiders.