El zurdo no pudo coronar una gran semana.
SANTIAGO.- Era la oportunidad dorada de Marcelo Ríos para cerrar una semana espléndida y, de una vez por todas, terminar con su maldición en el certamen ATP nacional, pero en su cuarta final volvió a tropezar, esta vez ante el español David Sánchez (57° ATP).
El zurdo nacional parecía que podía repetir la noche redonda que 24 horas antes protagonizó ante el primer sembrado del campeonato, el argentino Gastón Gaudio, a quien propinó una verdadera paliza en dos sets.
El 6-1 con que el "Chino" ganó el primer set en 28 minutos fue categórico, tenía al público encendido pese a no mostrar un tenis tan sobrecargado de brillo como en jornadas anteriores. Sin embargo, desde la segunda manga comenzaron sus tropiezos.
Sánchez, con menos nerviosismo y más bien jugado a lo que fuese tras caer en el primer set, mostró mejorías notables en su juego de fondo, logrando un juego agresivo que complicó notoriamente al zurdo chileno. Ríos, ahogado a momentos en el fondo, comenzó a sumar errores que más lo hundieron a él antes que agrandar a su rival.
Así el segundo episodio se fue en 32 minutos con un 6-3 a favor de Sánchez, quien tampoco fue un ejemplo de eficiencia, sumando varios errores forzados que bien pudieron ser un salvavidas para Ríos.
En la tercera manga, el chileno volvió a tener un revés temprano al ser quebrado en el mismísimo primer juego. Tuvo la chance de recuperarlo en el octavo juego, pero desperdició tres puntos de quiebre que definitivamente robaron la ilusión del chileno y del público.
Mostrando un saque más débil que en jornadas anteriores -apenas tres aces-, Ríos volvió a ceder su servicio en el juego definitivo, dándole un 6-3 a Sánchez que significó el primer título ATP para el español.
Así se cerró una derrota casi inexplicable, frente a un rival que si bien mostró un nutrido juego de fondo, exhibió falencias que perfectamente pudieron cambiar el resultado.
Ríos no había perdido un sólo set en el torneo, pero a la hora de las finales, el suelo chileno simplemente no es sinónimo de fortuna para el zurdo. Quizás la quinta será la vencida.
