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Cobreloa la dejó escapar con Olimpia: 2-3

No era el día de los loínos. En 15 minutos se pusieron 2-0 con goles de Díaz y Martel, pero los paraguayos dieron vuelta el partido y alargaron la espera de los chilenos por instalarse en la segunda fase de la Copa Libertadores.

25 de Marzo de 2003 | 19:24 | Arturo León Díaz, El Mercurio Internet
SANTIAGO/CALAMA.- Nunca tuvo la pelota ni realizó una jugada colectiva de peligro, pero a los 15 minutos Cobreloa ya ganaba 2-0 a Olimpia en el marco de la Copa Libertadores y se pensaba en una faena cómoda que llevara al cuadro loíno a la segunda fase del torneo subcontinental.

Los loínos nada más tenían que administrar bien el balón, aprovechar la ventaja y el afán de los paraguayos por salir a buscar el partido a terreno contrario (necesitaban imperiosamente la victoria) y jugar con las manecillas del reloj. Eso sí, sin tirarse demasiado atrás y, obviamente, sin dejar de pensar en el arco de Tavarelli.

Cobreloa no pudo
Cisternas estuvo inoperante y fue reemplazado.
Pero nada de eso ocurrió. José Luis Díaz no gravitó ni la mitad de lo que hacía en Unión Española, por ejemplo, y Cisternas tampoco pudo juntarse con Martel o Jaime González para abrir la cancha y llegar tocando al área guaraní. Y a eso hubo que sumarle la imprecisión de las subidas de Rodrigo Pérez y Boris González, y el débil trabajo que realizaron Fuentes y Verón en el control de Caballero y López.

Gaglianone abrió la esperanza olimpista con un cabezazo casi en área chica, con Tapia a medio camino y la defensa apernada en el pasto de Calama. Y ahí se vino lo mejor del cuadro de Solalinde. Hasta que llegó el 2-2 con el tanto de López y en otra pelota parada que pivoteó Gaglianone.

La segunda fracción tuvo un ritmo aún más vertiginoso, porque ambos cuadros salieron a buscar el tanto del triunfo. Cobreloa se acercó con Martel y algunos carrerones de Jaime González, pero nada como para preocupar al "sobrio" Tavarelli.

En el otro lado, ni siquiera Tapia daba las garantías que lo hicieron transformarse en figura en el 0-0 de La Plata. Y como las escuadras chilenas están obligadas a "sufrir", a utilizar la calculadora cada vez que juegan por los puntos en el concierto internacional, a falta de 20 minutos Báez puso el 3-2 con otro cabezazo en el área naranja, aprovechando las licencias que le dieron Boris González y el propio Tapia.

El resto de la historia estaba previsto: Cobreloa atacando en forma desesperada, enviando centros sin destino y quedando permeable al contraataque paraguayo, que con Miguel Angel Benítez y Báez ganó en profundidad y en la mantención del balón.

Acosta terminó enojado, desesperado, gritándole a los suyos y retando al que se le atravesara. Su ceño fruncido tras el tanto de Báez deberá relajarlo y buscar ideas para el 8 de abril cuando defina su futuro ante Alianza de Lima. O adiós a la Libertadores.
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