SANTIAGO/BUENOS AIRES.- En 15 minutos pareció esfumarse la esperanza colocolina. Porque Boca Juniors, con goles de Delgado (1' y 15') y las desaplicaciones de la defensa rival, alcanzaba con marcador tranquilo que incluso llevó a sus parciales a gritar "ole, ole, ole, ole".
Pizarro gritaba desaforado. Le pedía a los suyos que despertaran, que marcaran, que jugaran, que hicieran algo ante un "gigante" que no hacía otra cosa que pisotearlos, ponerles el pie encima con fuerza y elegancia y jugar como los "dioses", con Delgado, Cagna y Barros Schelotto liderando a un grupo de jóvenes buenos para la pelota.
Y debieron pasar más de 35 minutos para que Espina lograra juntarse con los suyos, ya que el argentino pedía la pelota, trataba de administrarla con criterio, pero no tenía compañía. Leal y Fierro no fueron solución por las orillas y Riffo y Gómez casi siempre perdían en el mano a mano, dejando a Ramos indefenso y con su lentitud a cuestas.
Pero en una habilitación a Zamorano, Abbondanzieri cometió penal sobre el veterano goleador y Espina convirtió el 1-2. De ahí al descanso, y a la vuelta con renovados bríos.
Ahora sí que Fierro encaró, desbordó y aproblemó a Ibarra. Leal no sólo se comió su franja, también jugó diagonales para juntarse con Espina y Quinteros. Y atrás dejaron las desaplicaciones en el camarín para concentrarse y alejar el peligro como se pudiese.
Así llegó el mejor fútbol de Colo Colo. Y un pase precioso de Leal a Fierro, el centro de éste, Zamorano que arrastra marcas y Quinteros liquida de aire, como venía la pelota para meterla con arquero y todo en el pórtico xeneize.
Quedaban 39 minutos por delante y los dos equipos se jugaron la opción del triunfo. Fue un partido abierto hasta el final, con un poco más de claridad por el lado argentino gracias a lo incisivo que son Delgado y Barros Schelotto, a lo que más tarde se sumó la expulsión de Ramos.
Los albos no dejaron de atacar (como podían, especialmente con centros tras los desbordes de Fierro, Leal y Quinteros). Pero las fuerzas se fueron yendo, no así el corazón del guerrero que tanto pregonó Zamorano antes de viajar a Buenos Aires. Casi al final lo tuvo Boca, pero no fue y Colo Colo rescató un empate que le permitía soñar, mas sólo lo hizo por un par de horas porque el triunfo de Independiente de Medellín sobre Barcelona lo dejó fuera de la Libertadores. Será para otra oportunidad (pero sin dar tantas ventajas de local).
