MATERA.- El italiano Fabio Baldato (Alessio), aunque no cruzo la línea de meta en primera posición, fue declarado vencedor de la segunda etapa del Giro, ya que fue obstaculizado descaradamente por el australiano Robbi McEwen (Lotto) en el tramo final de la misma.
McEwen le había ganado la posición a Baldato, pero este dejó estela del australiano para intentar sorprenderle pegado a las vallas. El ciclista de las antípodas se percató de la acción del italiano y lo fue cerrando suavemente impidiendo así la progresión de este. Cruzó la línea de meta en primera posición, pero poco después los jueces lo descalificaban por esa acción antideportiva.
Los 177 kilómetros entre las ciudades sureñas de Colpertino y Matera fueron recorridos por Fabio Baldato en 4 horas, 46 minutos y 57 segundos, dando tiempo a un primer pelotón en el que se encontraba el líder de la carrera el italiano Alessandro Petacchi (Fassa). Entre los ausentes el campeón del mundo Mario Cipollini al que se le resiste igualar el récord de 41 victorias que tiene Alfredo Binda.
Una jornada para olvidar, pues resultó más soporífera que la anterior, con un calor pegajoso y asfixiante que condicionó el desarrollo de la misma, aunque esa parsimonia, fue fruto de una especie de protesta de los ciclistas italianos por la obligatoriedad del casco.
Lo cierto es que los italianos bloquearon la carrera e impidieron que ningún corredor foráneo intentara romper ese ritmo cansino propio de los cicloturistas y así intentar que los dirigentes de los diferentes estamentos deportivos reconsideren su decisión de imponer el casco.
Un planteamiento que duró hasta mitad de la carrera, hasta el denominado intergiro, ubicado en el kilómetro 82 y en el que Mario Cipollini se sacó la espina y superaba en un apretado esprint a su verdugo en la llegada del día anterior, su compatriota Alessandro Petacchi.
A partir de ese momento comenzaba la carrera, pues se deshacía esa especie de huelga y con ello los acelerones pasaron a ser una constante encontrando respuesta por parte de los corredores del líder e incluso el campeón del mundo Mario Cipollini se dejaba ver en las primeras posiciones, lo mismo que el líder Petacchi y el ilustre Marco Pantani.
La carrera estaba controlada y también los nervios a flor de piel debido a que nadie quería perder los puestos de privilegio, lo que provocó algún que otro enganchón y también una espectacular caída del italiano Mariano Piccoli que se fue al prado. Afortunadamente todo quedó en un susto.
Fue en los cinco kilómetros de ascensión al alto de Montescaglioso, puntuable de tercera, pero con algunas rampas del siete por ciento, cuando se terminó de romper la carrera quedando en un segundo grupo varios esprinters, entre ellos el campeón del mundo Mario Cipollini, que por la cúspide en la que el colombiano Fredy González había sido primero, cedía casi un minuto.
La cima del puerto estaba a 20 kilómetros y desde ese punto numerosos ataques, especialmente en los dos últimos kilómetros en ligera ascensión y con un equipo Mercatone Uno que buscaba el triunfo de Marco Patani, por lo que puso a la totalidad de sus hombres al frente del grupo por algunos momentos. En ese pelotón puntero también se dejaban ver camiseta de corredores del equipo Kelme, aunque al final estos no fueron de los que atacaron.
Los más importantes correspondieron a los italianos Muralla, luego a Pozzi, más tarde a Baliani y Velo, pero al final se cumplió la lógica y la victoria se ventiló en una llegada masiva en la que el duelo particular entre McEwen y Baldato terminó decantándose a favor del segundo al ser descalificado McEwen, por su acción antirreglamentaria.
Mañana, lunes, se disputará la tercera etapa que unirá las ciudades de Policoro y Terme Luigane, de 145 kilómetros, con un final bastante quebrado donde destaca el alto de Fagnano Castello, catalogado de segunda categoría y cuya cúspide se encuentra a 35 kilómetros de la línea de meta.