SPIELBERG, Austria.- Ferrari y Michael Schumacher vuelven este fin de semana a la pista en la cual irritaron el año pasado a todo el mundo del automovilismo deportivo, cuando debido a una controvertida decisión se fueron abucheados del Gran Premio de Austria.
Las "órdenes del equipo" que forzaron a que el brasileño Rubens Barrichello le diera paso al quíntuple campeón del mundo en el circuito de Spielberg han sido prohibidas desde aquella decisión que, de cierta forma, le cambió la cara a la Fórmula Uno.
Barrichello, quien espera obtener su primer triunfo de la temporada en un trazado al que generalmente se adaptó mejor que su ilustre compañero de equipo, dice que ya es hora de olvidarse de lo ocurrido.
"En su momento pareció una decisión muy controvertida", dijo el brasileño con respecto a las órdenes que recibió por parte de Ferrari para que dejara pasar al mayor de los hermanos Schumacher antes de ver la bandera a cuadros. "Pero ahora, un año después, prefiero recordar los aspectos más positivos de aquella carrera".
"Todos sabemos lo que ocurrió al final, y pienso que de cierta forma tuvo su impacto en la historia de la Fórmula Uno", agregó en el sitio de Ferrari en la Internet.
"Pienso que reforzó mi posición y mi relación con Ferrari. He reforzado mi confianza, y la que ellos tienen en mí, de que puedo cumplir con mi trabajo y ganar carreras", explicó. "No recuerdo a (la carrera de) Austria como algo negativo".
Si otra vez conduce mejor que el estelar piloto germano en esta pista y la poderosa escudería italiana no interviene, Barrichello podría celebrar el domingo una victoria en la que podría ser la última edición del Gran Premio de Austria, que será retirado del calendario internacional.
"Esta pista me viene bien", dijo Barrichello, quien debió darle paso a Schumacher dos veces en Austria en las dos últimas temporadas. "Este año ya estuve cerca de ganar y espero que la primera victoria llegue pronto".
Nuevo punto de partida para la F-1
La carrera de Austria marcó un nuevo punto de partida para la Fórmula Uno el año pasado, y llevó a que la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) revisara las reglas para castigar a Ferrari por su conducta.
La caótica ceremonia en el podio, con Schumacher abucheado y que empujaba a Barrichello al lugar reservado al primero para que recibiera el trofeo de ganador, también provocó una multa de un millón de dólares para los pilotos y su escudería.
Esas imágenes, se cree, no se repetirán, pero Schumacher, ganador de las dos últimas carreras, también tiene la intención de ir por otra victoria.
Después de las primeras cinco carreras de la temporada, el alemán está en la segunda posición del Campeonato Mundial de Pilotos, a cuatro puntos del líder, el joven finlandés Kimi Raikkonen, de la escudería británica McLaren, y podría pasar al frente del mismo en su gran premio número 100 junto a su hermano menor Ralf.
"El año pasado, el evento austríaco fue difícil para nosotros, pero no vale la pena hacer comparaciones con lo que ocurre hoy, ya que la situación actual es muy diferente", anticipó Schumacher.
El circuito, con su arrancada cuesta arriba y un rápido trazado, debería favorecer a la nueva Ferrari F2003-GA, sobre el cual Schumacher piensa que todavía no alcanzó todo su potencial, aunque también se espera que los autos de McLaren y Williams den fuerte batalla.
"Creo que todavía no pudimos mostrar el verdadero potencial de este auto, para lo cual ya tendremos mejores oportunidades", anticipó el jueves Schumacher.
