PARIS.- El holandés Martin Verkerk batió hoy al español Carlos Moyá por 6-3, 6-4, 5-7, 4-6 y 8-6 para avanzar a las semifinales del Abierto de tenis de Francia, donde el viernes enfrentará al argentino Guillermo Coria.
Con un saque, una potencia y una ductilidad notables, Verkerk se deshizo de Moyá -número cuatro del mundo y campeón de Roland Garros '98- luego de tres horas y 52 minutos de un partido de alto nivel.
"Nunca voy a olvidar esto. Ganarle a Moyá... Uno siempre mira a estos muchachos. Tuve la chance de ganar en el tercer set, pero al final conseguí el triunfo", dijo Verkerk tras el éxito más importante de su carrera.
El servicio de Verkerk fue una vez más el factor clave de la victoria del gigante holandés (1,98 metros) que logró 27 "aces" y que tuvo siempre en jaque a Moyá, quien no supo aprovechar sus oportunidades ante un jugador inexperto en estas rondas, pero decidido, valiente, y capaz de salir airoso ante un especialista en tierra como el mallorquín.
Verkerk ya había avisado de que este arma sería crucial en el duelo de hoy. Como su compatriota Richard Krajicek, el último holandés que llegó a las semifinales en París en 1993, confía todo su potencial en este golpe. Y lo hace a discreción, como si fuera un volcán en erupción, pero tampoco su derecha es floja, y ahí quizás estuvo también el punto de inflexión del duelo.
Sus números son elocuentes. En el torneo de Milán este año, el único que figura en su palmarés, logró 109 directos en una semana, y en cinco partidos en París ha conseguido ya 93. Su clasificación, por tanto, no es casualidad.
Lo que más asombra del holandés, entrenado por el técnico neozelandés Nick Karr, es su talante en la pista. Cada vez que lograba un punto, sus reacciones eran tan extravagantes como irrisorias. Golpes en el pecho, su pulgar hacia la muñequera naranja recordando a su país, y los ojos a punto de salirse de las órbitas. Si Hewitt intimidaba a sus adversarios, Verkerk los asusta con sus desplantes.
Moyá, no obstante, permitió que el holandés jugara demasiado tranquilo, y cuando las fuerzas le empezaban a abandonar no supo rematarlo. Antes el mallorquín había estado contra las cuerdas, con dos sets a cero abajo y Verkerk a punto de lograr el 5-3 en el tercero. Ahí vio Moyá una pequeña luz y logró recortar diferencias y ayudado por la séptima doble falta del holandés ganó el tercer set.
En el cuarto también logró quebrar Moyá en el último y parecía que tenía ya el partido controlado. Pero con un servicio como el de su rival era muy arriesgado aventurarse. El que si forzó fue Verkerk, que salvada una situación apurada en el duodécimo, logró romper al siguiente y apuntillar luego con el suyo. El público de la "Suzanne Lenglen" gritaba, ’Carlos Carlos’, pero fue Martin quien se salió con la suya.