RIO DE JANEIRO.- El Cruzeiro le arrancó hoy un empate 1-1 al Flamengo en pleno estadio Maracaná de Río de Janeiro, en el primero de los dos partidos por la final de la Copa do Brasil, y ahora sólo necesita de un empate sin goles en su casa para conquistar el título.
El equipo azul de la ciudad de Belo Horizonte abrió el marcador a los 31 minutos del segundo tiempo con un golazo de Alex, pero el Flamengo consiguió el empate ya en los minutos de descuento (49 del segundo tiempo) gracias a una oportuna intervención de Fernando Baiano.
El Cruzeiro, actual líder del Campeonato Brasileño y el equipo más regular de la temporada, no se intimidó con los 73.104 hinchas, en su gran mayoría flamenguistas, que llenaron el Maracaná, el templo del fútbol nacional, y jugó como si estuviese en casa.
Los dos finalistas volverán a enfrentarse el 18 de junio en el estadio Mineirao de Belo Horizonte, la casa del Cruzeiro, en un partido en el que el local tendrá una leve ventaja por haber anotado un gol en el Maracaná.
El Cruzeiro necesita una victoria en su casa para conquistar el segundo torneo más importante del fútbol en Brasil, después del Campeonato Brasileño, pero también puede quedarse con el título si empata 0-0 en el partido de vuelta.
El Flamengo, en cambio, necesita vencer a domicilio o alcanzar un empate a dos o más goles para vencer la Copa do Brasil, que otorga al campeón un cupo en la Copa Libertadores de América.
En caso de un nuevo empate 1-1 los dos clubes definirán el título con lanzamientos desde el punto de penal.
La victoria permitirá al Cruzeiro acumular cuatro títulos de la Copa do Brasil, torneo que conquistó en 1993, 1996 y 2000, en tanto que al Flamengo le servirá para alzar su segundo título, ya que tan sólo fue campeón en 1990.
Confirmando su favoritismo, Cruzeiro fue más ofensivo en el Maracaná y tuvo en Alex, el autor del gol, el mejor jugador en la cancha.
El centrocampista, que esta semana fue convocado nuevamente a la selección brasileña, manejó los hilos del equipo minero con tranquilidad y abrió una verdadera brecha por la punta derecha, de donde salieron las jugadas más peligrosas del Cruzeiro.
El ex seleccionador Vanderlei Luxemburgo aprovechó la libertad que el Flamengo le concedió al lateral Athirson para ir al ataque, y mandó a sus hombres a concentrar los ataques por la derecha.
La presión del Flamengo y de la hinchada del equipo más popular de Brasil no impidió a los dirigidos por Luxemburgo llegar en varias oportunidades frente a la portería defendida por Julio César.
El colombiano Aristizábal, el centrocampista Alex y el atacante Deivid se turnaron en las jugadas de ataque del Cruzeiro, en tanto que el Flamengo sólo llegó por primera vez a la portería contraria en el minuto 15 del primer tiempo.
El club de Río de Janeiro consiguió a los pocos minutos organizarse en la cancha y acabar con el dominio del Cruzeiro, pero no pudo frenar los peligrosos ataques adversarios, uno de los cuales concluyó con un golazo de Alex a los 31 minutos del segundo tiempo.
Ante la desventaja parcial en casa, el técnico del Flamengo, Nelsinho Baptista, decidió apostar todas sus fichas en la reacción y sustituyó a Valdson, uno de sus tres zagueros, por Fernando Baiano, un delantero.
La estrategia sólo surtió efectos en el último minuto del partido cuando Fernando Baiano, tras una confusión en el área del Cruzeiro, igualó el marcador.
El resultado fue injusto con el Cruzeiro, claro dominador en el Maracaná pese a la presión de la gigantesca hinchada flamenguista, que llegó a apedrear el autobús del equipo de Belo Horizonte cuando llegaba al estadio.
Para aumentar la presión, los dirigentes del Flamengo distribuyeron entre los hinchas 20.000 cornetas, que sonaban con estruendo a cada ataque del Cruzeiro.