PARIS.- Un gol de oro de Thierry Henry en la prórroga de la final contra Camerún (0-1) permitió a Francia renovar la Copa de Confederaciones, una competición en la que los galos no han perdido ningún partido y en la que los africanos no pudieron homenajear con una victoria a su compañero fallecido Marc-Vivien Foé.
Francia no conoce la derrota en la Copa de Confederaciones, un torneo que se adjudicó en su primera aparición. El equipo, sin embargo, carece de frescura y el juego depende de alguna genialidad que salga de las botas de Thierry Henry, un jugador que está en estado de gracia y al que sólo detiene su propia fatiga física.
La oncena gala apenas inquietó a la defensa camerunesa, muy ordenada a lo largo de toda la competición, lo que les permitió llegar a la final del Estadio de Francia con su portería a cero.
Con este panorama fue Camerún el que se proporcionó las mejores ocasiones de gol, basadas en la velocidad de sus jugadores y en la verticalidad de su fútbol.
Los "leones indomables" no se entretuvieron con el balón, apuntaron siempre al área de Barthez, lo que generó problemas a la defensa gala, sobre todo en las bandas, donde ni Lizarazu pudo con Geremi, ni Sagnol con Idrissou.
Fue precisamente Idrissou el que, tras escaparse de Sagnol estuvo en el origen de la mejor ocasión de la primera parte en el minuto 24. Su centro al área fue controlado por Mdiefi, que se revolvió entre un entramado de piernas rivales y su disparo obligó a estirarse a Barthez.
Mdiefi lo volvió a intentar diez minutos más tarde, con un remate con mucho efecto que detuvo Barthez.
El descanso no sentó bien a Francia que se vio superada por Camerún. Mejor físicamente, los leones acorralaron a los "bleus" en su área y Scheafer decidió poner en pista la dinamita Eto’o. El jugador del Mallorca, recién llegado de Elche (España) donde jugó con su club la final de la Copa del Rey, estuvo a punto de marcar en el primer balón que tocó, pero el tiro se le fue ligeramente desviado cuando el reloj marcaba el minuto 70.
También lo intentó Idrissou en dos ocasiones, pero al conjunto africano le faltó el acierto en los últimos metros.
Francia se diluyó, como había hecho en los partidos anteriores en el segundo tiempo, víctima de la fatiga del grupo que en ningún momento a demostrado fortaleza. El final de temporada, los diferentes ritmos de preparación de jugadores venidos de ligas distintas han puesto en manos de Santini un conjunto que se desmorona con el paso de los minutos.
Pero puede tirar de la suerte del campeón, la que le llegó en el tiempo añadido y la que le sirvió para renovar un título en una competición en la que no sabe lo que es perder.