SAO PAULO.- El ex arquero chileno Roberto Rojas, recordado por fingir en 1989 que fue alcanzado por una bengala en el estadio Maracaná, lo que le valió su inhabilitación para jugar al fútbol, ha vuelto al primer plano gracias a sus buenos resultados como entrenador en Brasil.
Desde inicios de mayo está al frente del club brasileño Sao Paulo y se ha propuesto "poner en caja" al plantel, eliminando las intrigas entre los jugadores, aunque eso provoque enfrentamientos con los aficionados, con las estrellas del equipo y con la dirigencia del club.
Con seis triunfos en 11 partidos, Rojas asegura que su objetivo es que el equipo vuelva a disputar la Copa Libertadores y que para conducir el plantel no dudaría, si fuera necesario, en colocar en el banco de suplentes a astros como Kaká y Rogério Ceni.
"Ellos (los jugadores) saben que el hecho de ser titulares pasa por un trabajo, y depende de ellos llegar a la titularidad. No tengo problemas en meterme con esos jugadores ídolos", dijo Rojas en una entrevista con Reuters en el campo de entrenamiento del Sao Paulo, uno de los grandes equipos del fútbol local.
La filosofía del entrenador, caracterizada por conducir con firmeza al plantel a pesar de lo que piensen los aficionados y la dirigencia del club, viene dando éxito. El Sao Paulo, de hecho, saltó en los últimos dos meses desde el séptimo al segundo puesto del Campeonato Brasileño.
Rojas, de 45 años, tiene una larga historia en el Sao Paulo. LLegó al club en 1987 y fue campeón del torneo paulista dos años después, cuando debió abandonar el fútbol.
En 1989, jugando para la selección de Chile contra Brasil por las eliminatorias para la Copa del Mundo de Italia, Rojas simuló que fue alcanzado por una bengala.
En el minuto 67 del partido, una bengala lanzada por la aficionada Rosemary Mello cayó cerca de donde estaba parado Rojas, quien simuló estar herido cubriéndose el rostro con las dos manos y el técnico chileno Orlando Aravena retiró al equipo de la cancha por falta de garantías.
Cuando la verdad se abrió paso y se supo que todo había sido una farsa para buscar otro choque en cancha neutral, la FIFA suspendió a Chile y Rojas fue inhabilitado de por vida.
Cinco años después regresó al Sao Paulo, a entrenar a los arqueros, cargo que mantuvo hasta mayo, cuando se convirtió en el entrenador del club.
"Fue un error grave, y durante nueve, diez meses, todo el mundo me cerraba las puertas. Tuve que demostrar que no era una mala persona por causa de un error. Fui juzgado y duramente criticado", dijo el chileno recordando el episodio.
"El primer paso para recomenzar la vida es reconocer el error", agregó.
En un principio, Rojas no quería aceptar el cargo y buscó mantenerse en su puesto de entrenador de arqueros. Luego, terminó firmando contrato hasta fin de año, en medio de especulaciones de que su equipo quería contratar como entrenador al técnico del Santos, el ex arquero Emerson Leao, un fantasma que no asusta al chileno.
Táctica vs. técnica
Rojas dijo que ya no se mueve sólo por la pasión, y en esa condición mira el fútbol, como técnico, no como aficionado.
"No tengo pasión. Cuando tienes pasión a veces te quedas ciego", dijo el ex jugador. Con esos ojos evalúa las oportunidades de Brasil y Chile en las eliminatorias para la Copa del Mundo de 2006.
"Chile, tal vez por la poca calidad técnica, prioriza la táctica. En Brasil la técnica es muy buena, pero falta táctica", dijo Rojas, para quien el secreto de un buen equipo es juntar ambas cosas.
"Conseguir eso requiere trabajo. Yo no diría que el jugador brasileño no conoce la parte táctica. La conoce, pero tiene que trabajar en ella. Cuando un equipo brasileño junta ambas llega lejos", indicó, destacando a los equipos de Santos, Cruzeiro y la selección brasileña.