CALAMA.- Debieron pasar diez años para que Cobreloa volviese a abrazarse, para que los naranjas le regalaran la sexta estrella a su público paciente que llenó el estadio Municipal de Calama y gritó con pasión la goleada de su oncena frente a Colo Colo (4-0), en la final del Torneo Apertura.
Habían condimentos de sobra para que la final rebalsara de emoción. El posible retiro de Zamorano, la partida de Acosta, un público expectante y la fuerte rivalidad creada entre ambos equipos, y que se plasmó en el reñido duelo de ida en el estadio Monumental, que terminó con el marcador en blanco.
En su casa, Cobreloa apretó y no dejó respirar a Colo Colo desde la primera fracción. Los albos, cuando se hacían del balón, no lograban manejar con soltura la posesión ante una ajustada marca de los locales, incansables durante todo el cotejo.
A los quince minutos, Galaz anticipa una jornada que no sería tranquila para Jonny Walker, al rematar un disparo que remece el poste derecho del portero estadounidense. Colo Colo llegaba a tropezones, especialmente empujados por Espina -quien fue sacado del partido por Meléndez durante largos minutos- y una que otra acción individual. Neira y Zamorano, sin alimento en ofensiva, no podían hacer demasiado para inquietar a Nelson Tapia.
En la otra portería, las redes sí se movieron. 28 minutos, córner corto desde la derecha y Luis Fuentes se anticipa en el primer poste a Walker, quien inexcusablemente dejó cabecear al zaguero naranja en plena área chica. El 1-0 abrió mayores espacios para el planteamiento ofensivo de Cobreloa, porque Colo Colo quiso adelantar sus líneas para contrarrestar la presión local.
En la segunda etapa Cobreloa terminó por liquidar la final. A los 66 minutos, otro córner corto ejecutado por Martel vuelve a mostrar el peor lado de Walker, quien puñetea el balón a los pies de José Luis Díaz. El volante argentino, que no fue el protagonista de otras jornadas, controló el balón y definió casi de espaldas al arco con un tiro bombeado, sin opción para los albos. Con el 2-0, el público calameño ya se sentía campeón.
A los 72 minutos se produce la jugada negra del partido. Galaz recibe un balón en evidente posición de adelanto, pero ni el juez asistente ni Chandía la perciben. El delantero naranja se dio tiempo para eludir a un par de rivales y definir frente a Walker, haciendo estallar nuevamente al público local, pero también detonando la ira de la oncena colocolina, que en masa fue a reclamar la acción.
La rabia del cobro, sumado a la desesperación ante un resultado ya inalcanzable, derivaron en insultos y empujones al juez asistente y al cuarto árbitro, que terminaron con Miguel Riffo, Marco Villaseca y un enajenado Iván Zamorano tempranamente en las duchas. "Bam Bam" pudo haber jugado en Calama su último partido como profesional.
En la recta final, Galaz fallaba una y otra vez en la portería rival. Hasta que a tres minutos del término, un desborde de Fernando Martel por la derecha termina con un centro corto para Galaz, quien en área chica definió fácilmente para estructurar la goleada, ante un rival agonizante con apenas ocho jugadores en el campo.
El pitazo final inició las celebraciones, el rito de las lágrimas unidas al grito eufórico de "¡campeones!". Nelson Acosta se despidió de las canchas chilenas brindando lo que había ofrecido: llevar la Copa de regreso a Calama, que desde 1992 no daba una vuelta olímpica.
La regular campaña que caracterizó al equipo naranja en la primera fase, tuvo su continuidad en la fase final, donde uno a uno fueron cayendo Unión Española, Santiago Wanderers, Huachipato y Colo Colo. Los albos, que sólo se destaparon en los playoffs, quedan al menos en buen pie para pasar las penas con la Copa Pre-Sudamericana y el Torneo Clausura.