PARIS.- Pasó lo que tenía que pasar y el IX Campeonato Mundial de Atletismo concluyó el domingo con un desenlace previsible: la victoria de los Estados Unidos, el ocaso de algunas luminarias, la consolidación de otras y la irrupción de un puñado de jóvenes con fuego sagrado.
Por segundo mundial consecutivo no se pulverizaron récords y la sombra del dopaje aún revolotea sobre Kelli White, quien hizo historia al convertirse en la primer mujer triunfadora en las dos máximas pruebas de la velocidad. Por ahora, solo se habla de un estimulante que la estadounidense admitió haber ingerido.
Aún perdiendo en el futuro las medallas de oro que White ganó en los 100 y 200 metros, Estados Unidos conservó su corona de rey del atletismo.
Estados Unidos se llevó un total de 20 medallas, repartidas entre 10 de oro, 8 de plata y 2 de bronce. Tres de esas medallas las ganó el domingo en los relevos: 4x100 y 4x400 masculino y 4x400 femenino.
Rusia fue su escolta con 19, entre ellas 6 de oro, 8 de plata y 5 de bronce.
Tercera quedó Etiopía (3-2-2), cuarta Bielorrusia (3-1-3) y quinta Francia (2-3-2).
Cuba quedó con una medalla de oro y otra de plata. Ecuador, República Dominicana y México también se quedaron con una dorada y Brasil con una bronceada.
Una de las grandes sorpresas del campeonato la asestó Kim Collins, de Saint Kitts y Nevis, quien ganó el oro en los 100 metros contra todos los pronósticos, cuando se esperaba un duelo entre los colosos estadounidenses Tim Montgomery, dueño del record mundial, y Maurice Greene, el actual campeón.
El velocista de esa pequeña isla del Caribe clavó 10.07, mientras Montgomery entraba quinto y Greene era un espectador más ya que se retiró al lesionarse en semifinales.
Collins fue una de las tantas agradables sorpresas, como lo fueron la sueca Carolina Kluft, el italiano Giuseppe Gibilisco y la etíope Turinesh Dibaba.
Kluft, con 20 años, se convirtió en la atleta más completa del mundial al imponerse en el hepatlón con la tercera mejor marca en la historia de la prueba.
Con 24 años, Gibilisco se consagró en el salto con pértiga cuando no estaba en los pronósticos de nadie.
Dibaba, de 18, ganó los 5.000 con nervios de acero ya que venció sobre la misma llegada a la española Marta Domínguez.
En esta prueba, la rusa Olga Yegorova no sorteó su serie inicial, corriendo igual suerte que otros campeones que por una cosa o por la otra se quedaron sin sus coronas, como Greene.
Entre esos casos figura tricampeona mundial estadounidense Gail Devers, en los 100 con vallas y su compatriota Stacy Dragila, bicampeona. Igual pasó con el alemán Lars Riedel, quien iba en busca de su quinto oro consecutivo pero que abdicó su reinado en manos del campeón olímpico lituano Virgilius Alekna.
Cuba perdió a dos campeones: Osleidys Menéndez fue quinta en el lanzamiento de la jabalina e Iván Pedroso se quedó con las ganas de atrapar su quinto oro consecutivo al lesionarse en una eliminatoria.
Y entre los que extendieron su reinado por otros dos años se encuentran el marroquí Hicham Guerrouj (1.500 metros), el polaco Robert Korzeniowski (maratón sobre 50 kilómetros), el dominicano Félix Sánchez (400 con vallas), la cubana Yipsi Moreno (lanzamiento del martillo), el estadounidense Allen Johnson (100 con vallas), la mozambiqueña María Mutola (800) y la rusa Tatyana Lebedeva (salto triple).
De todos ellos sobresalen El Guerrouj y Johnson, ya para ambos fue su cuarta presea de oro consecutiva. El Guerrouj buscó hacer doblete el domingo en los 5.000, pero se quedó con la de plata al ser superado por el keniano Eliud Kipchoge, en una carrera para el recuerdo ya que tan solo cuatro centésimas separaron al primero de su escolta.
"Supersánchez" embolsó la segunda dorada al hilo y Mutola la tercera.
Además de Moreno y Sánchez, otros dos latinoamericanos atraparon el codiciado oro: el ecuatoriano Jefferson Pérez en la marcha de los 20 kilómetros y la mexicana Ana Guevara en los 400 metros.
Una nota, entre discordante y pintoresca, la dio el velocista estadounidense Jon Drummond, quien armó un escándalo tras ser descalificado por una salida en falso en los 100 metros.
Drummond mantuvo durante casi media hora en vilo a los espectadores, quienes pasaban del abucheo a los aplausos y viceversa, cuando se negó a retirarse luego de recibir la sanción.
El estadounidense se recostó en la pista, discutió con los jueces e iba y venía por su carril hasta que se cansó y se fue.
El mundial empezó envuelto en una ola de calor, que causó estragos en Francia, y terminó con los aficionados envuelto en abrigos debido a un súbito frío.