NUEVA YORK.- El español Juan Carlos Ferrero, tercer favorito, se convirtió hoy en primer finalista del Abierto de Estados Unidos y nuevo número uno del mundo, al vencer por 6-4, 6-3, 3-6 y 6-4 al estadounidense Andre Agassi.
Ferrero necesitó dos horas y 36 minutos para terminar con el mito de Agassi que jugaba su decimoctavo Abierto y buscaba conseguir su tercer título después de haberlo ganado en 1994 y 1999.
El triunfo también permitió a Ferrero asegurarse como nuevo número uno del mundo cuando el próximo lunes se conozca la clasificación en la Lista de Entrada de la ATP, al tener ya 4.250 puntos, sin importar lo que haga en la final.
"Me siento feliz por ser la primera vez el nuevo número uno del mundo y trabajaré para seguir siendo durante mucho tiempo", declaró Ferrero a la televisión estadounidense. "Siempre jugué bien en el Abierto y ahora es la culminación con la final".
Ferrero, de 23 años, que ha participado por quinta vez en el Abierto, tendrá como rival en la final al ganador del partido que disputan el estadounidense, Andy Roddick, cuarto favorito, que se mide con el argentino David Nalbandian, decimotercero cabeza de serie.
Si Ferrero juega contra Roddick sería el primer enfrentamiento entre ambos y si lo hace contra Nalbandian, el jugador argentino tiene ventaja de 1-0.
Al preguntarle sobre las preferencias sobre él rival en la final, Ferrero dijo que los aficionados querían a Roddick, pero que su deseo sería de tener a Nalbandian.
Ferrero, que tuvo dos oportunidades de romperle el servicio a Agassi en el tercer set con un parcial de 3-2, al final lo perdió en el séptimo para ceder también la manga, pero en el cuarto, aunque también desaprovechó tres pelotas de rotura con 3-3 no lo hizo en el noveno para ponerse con 5-4.
Luego llegaría el décimo y decisivo juego con su saque y Ferrero, con más control que nunca, completase su hazaña al aprovechar la primera pelota de partido y convertirse en el tercer español en llegar a la final del Abierto después que lo hiciesen en 1965 Manuel Santana y en 1975 Manuel Orantes, que también fueron campeones.
"Lo primero de todo es que tengo que felicitar a Juan Carlos porque ha jugado un gran partido y se merece estar en la final", declaró Agassi. "Tal vez no hice mi mejor tenis, pero mi rival estuvo brillante".
Agassi, de 33 años, no quiso comentar sobre su futuro y se limitó a decir que seguiría trabajando.
El partido no pudo comenzar mejor para Ferrero, que en el primer juego ya dio el aviso de que estaba listo para la hazaña al romperle el saque a Agassi con un resto perfecto y un revés cruzado que dejó sin respuesta al gran favorito.
Luego Ferrero aseguro su saque sin problemas después de colocar tres "aces" hasta que llegó el séptimo juego y repitió la acción del primero para romperle por segunda vez el servicio a Agassi y ponerse con un 5-2 que iba a ser decisivo.
Agassi intentó reaccionar y lo consiguió al romperle en el octavo el saque a Ferrero, pero el jugador de Onteniente, aunque perdió algo la concentración, a la tercera pelota que tuvo de set la aprovechó para dejar mudo al público neoyorquino que llenaba la pista central Arthur Ashe.
La historia se repitió en el segundo con Ferrero rompiéndole el saque a Agassi en el primer juego y aunque lo perdió en el sexto, reaccionó en el séptimo para recuperarlo y ponerse con un 4-3 que iba a ser demoledor en la moral del ex campeón del Abierto, que vio como en el noveno el jugador español aprovechó la cuarta pelota de set para ponerse con un 2-0 inapelable.
Ferrero lo estaba haciendo todo bien en el campo con un saque consistente, una derecha demoledora, un revés que le permitía poner las pelotas en las esquinas y cruzadas sobre los laterales de la mitad de la pista y tres dejadas que rompieron por completo a Agassi en el fondo, que se quedaba sin reaccionar.
Pero todavía falta la nota de espectacularidad y genialidad que tenía que dar Ferrero para completar su jornada triunfal y fue en el tercer set con el marcador en 1-1 y 15-15 cuando el campeón de Roland Garros volvió a hacer su segunda jugada de "Gran Willy" (devolver la pelota de espaldas a la red y entre las piernas), para luego correr a la dejada de Agassi y cruzarla.
El público no tuvo más remedio que ponerse de pie para ovacionar al jugador español que con el dedo índice extendido levanto el brazo derecho para reivindicar y simbolizar que estaba en camino de ser el indiscutible número uno del mundo.