BUENOS AIRES/SANTIAGO.- Parecía uno de esos típicos partidos entre Argentina y Chile en Buenos Aires. Con goles de "Kily" González y Aimar (31' y 35'), los albicelestes se imponían con gracia, de la mano de D'Alessandro y Aimar.
No había, en teoría, forma de darlo vuelta. Chile estaba cortado, con Navia y Héctor Tapia como huérfanos en medio de la recia marca de Vivas, Ayala y Samuel; el resto se echaba en su propio campo para defender, para aguantar. Pero en la segunda etapa todo cambió, sin mucho fútbol, pero con aciertos esporádicos y fulgurantes.
Chile igualó 2-2 con Argentina y dio la primera sorpresa en el inicio de las eliminatorias sudamericanas rumbo a Alemania 2006.
Es cierto que en la primera etapa sólo hubo un equipo que se dedicó a jugar a la pelota, y a embocarla en el arco contrario, que es de lo que trata este juego. Argentina, con el despliegue de Verón, Zanetti y, en especial, de Aimar y D'Alessandro dominaba el juego, alimentando de sobremanera las posibilidades de Crespo y Delgado para que marcaran en la portería contraria.
En cambio, Chile sólo atinaba a defenderse, un poco presionado por los argentinos y por esa típica tendencia a echarse atrás para soportar el asedio y tratar de rescatar un empate a cero (obviamente, con la ayuda de Dios y harta suerte).
Olarra daba la nota alta en la defensa, que apenas contaba con la ayuda de Meléndez y un atinadísimo Marcos González. El otro González, Mark, no daba con lo suyo (quitar y arrancar en velocidad para llegar al fondo; apenas lo hizo una vez y fue fouleado por Zanetti), Martel no explotaba por la derecha y Navia con Héctor Tapia estaban huérfanos arriba, en un bosque de piernas argentinas.
Los goles de Kily González y Aimar, ambos de gran factura, sólo vinieron a confirmar un resultado esperado, que no hacía más que confirmar la temida teoría estadística que se manejó durante la semana previa.
Al encarar la segunda etapa, Olarra dijo a un enviado especial de la prensa chilena que el partido "se da vuelta con ganas". Poco parecía ante el monstruo trasandino, con nombres de talla hasta en la banca. Pero la "Roja" puso ganas, Olmos hizo un par de cambios atinadísimos (Pinilla y Acuña ingresaron por Mark González y Héctor Tapia) y Mirosevic con Navia se acordaron que juegan bien al fútbol.
A los 60' Mirosevic se juntó con Acuña y el volante de Racing fusiló a Cavallero para poner el descuento. Parecía el "número de la casa", el gol del honor, pero Argentina se desdibujó. D'Alessandro y Aimar perdieron la pelota, Almeyda no le dio la fluidez que el "pifiado" Verón le había imprimido al conjunto de Bielsa en la primera etapa y, lo más importante, Chile siguió creciendo, creyendo en que podía.
Y Navia concretó el sueño. Tras un "jugadón" de Pinilla, el delantero del Morelia enganchó ante el cierre de Vivas y con un zurdazo arrastrado batió por segunda vez a Cavallero. Era el 2-2, el empate que nadie esperaba.
Las expulsiones de Samuel, Alvarez y Navia no empañaron el despliegue chileno. Tampoco los cinco minutos de adición que dio el juez paraguayo Ubaldo Aquino. El 2-2 fue defendido "a muerte" por los chilenos, pegándole a la pelota como viniera y tratando de marcar el tercero en esporádicos contragolpes (Pinilla lideró el principal pero perdió de puro cansado).
Argentina no lo podía creer, y debería durarles un par de días. Chile, en cambio, celebra junto a Olmos y ya piensa en Perú.
ARGENTINA: Pablo Cavallero; Nelson Vivas, Roberto Ayala, Walter Samuel; Javier Zanetti, Juan Verón (Matías Almeyda, m.64), "Kily" González; Pablo Aimar, Andrés D’Alessandro; César Delgado y Hernán Crespo (Javier Saviola, m.72). DT: Marcelo Bielsa.
CHILE: Nelson Tapia; Cristián Alvarez, Pablo Contreras, Rafael Olarra, Rodrigo Pérez; Marcos González, Rodrigo Meléndez (Milovan Mirosevic, m.40), Fernando Martel, Mark González (Jorge Acuña, m.56); Héctor Tapia (Mauricio Pinilla, m.56) y Reinaldo Navia. DT: Juvenal Olmos.
Goles: 1-0, m.31: Kily González. 2-0, m.35: Aimar. 2-1, m.60: Mirosevic. 2-2, m.77: Navia.