SAN PABLO.- El técnico chileno Roberto Rojas sintió en el estadio Morumbí por primera vez desde que asumió el cargo sonoros gritos de "burro", el insulto preferido de los hinchas brasileños para reprobar a los entrenadores.
El empate 2-2 que logró Atlético Mineiro en los descuentos y que relegó a Sao Paulo al cuarto lugar de la clasificación marcó el fin de la buena relación entre Rojas y la Torcida Independiente, una de las barras más violentas del fútbol brasileño, que hasta hace una semana aplaudía al chileno.
Con los abucheos, Rojas sintió lo mismo que una decena de antecesores que llegaron a dirigir al club de Morumbí desde que Telé Santana se fue tras conquistar prácticamente todos los títulos nacionales e internacionales entre 1991 y 1993.
Cuando sustituyó al atacante Kléber, que había anotado el transitorio gol del empate, ya que Sao Paulo comenzó perdiendo, salieron los primeros gritos hostiles de los fanáticos.
Los gritos fueron mucho más sonoros al final porque Sao Paulo ganaba 2-1 con una preciosa anotación de tiro libre del portero Rogerio Ceni, pero en la última jugada del partido un descuido de la defensa terminó con las ilusiones del equipo de acercarse a los primeros de la tabla.
Ahora Cruzeiro aparece disparado con 61 puntos, Santos se quedó con 58 y Curitiba saltó al tercero con 56, uno más que Sao Paulo.
Rojas aclaró hoy que hizo el cambio porque el jugador lo pidió pues dijo que sentía dolores musculares.
"Necesitábamos esos tres puntos, nos defendimos demasiado y ahora estamos complicados por este empate con sabor a derrota", dijo Ricardinho, el líder del equipo.
