INDIANAPOLIS.- La escudería Ferrari, que comanda el alemán Michael Schumacher, líder del Mundial de Fórmula Uno con 82 puntos, tres más que el colombiano Juan Pablo Montoya (Williams BMW), perdió 10 de los 14 títulos en los que, a falta de dos pruebas, tenía posibilidades matemáticas de ganar.
De éstos, no obstante, sólo se le "escaparon" dos de los cinco títulos en los que alguno de sus pilotos lideraba el campeonato cuando quedaban dos Grandes Premios para su conclusión.
Fue en 1974, cuando Clay Regazzoni se despidió de la idea de convertirse en el primer suizo en ganar un Mundial de Fórmula Uno; y dos años más tarde, cuando el accidente de Nürburgring que le marcó para siempre, evitó que el austríaco Niki Lauda ganase un título que en el último suspiro le arrebataría el británico James Hunt en Japón.
En el 74, a falta de dos pruebas, Regazzoni encabezaba la clasificación con un punto sobre el sudafricano Jody Scheckter (Tyrrell-Ford) y tres sobre el brasileño Emerson Fittipaldi (McLaren Ford) (46, 45 y 43), que acabaría ganando el campeonato.
Lauda era líder destacado en 1976, pero el accidente del Nürburgring -el 1 de agosto de ese año-, en el que salvó la vida de forma milagrosa, le "sacó" de las pistas en esa prueba y en las cinco siguientes.
A falta de dos para la conclusión, el mítico piloto austríaco -triple campeón mundial- aún era líder del Mundial, con ocho puntos de ventaja sobre Hunt, que ganó la penúltima prueba, en Watkins Glen (Estados Unidos) y el diluvio propició el abandono de Lauda en la histórica carrera del Monte Fuji, en Japón.
En esa ocasión un inmenso aguacero "invitó" al centroeuropeo a retirarse, por miedo a un fatal desenlace, tras la segunda vuelta de una prueba a la que aún llegó líder, con tres puntos de ventaja. Al inglés le bastó acabar tercero en el circuito nipón para lograr el título por sólo un punto de diferencia.
El británico Mike Hawthorn, que en 1958 lideraba con cinco puntos sobre su compatriota Stirling Moss (Vanwall); Lauda, que en 1975 le llevaba 17 puntos al argentino Carlos Reutemann; y el propio Schumacher, que en 2000 tenía ocho puntos más que el finlandés Mika Hakkinen, no dejaron escapar la victoria final en unos mundiales que lideraban a falta de dos pruebas para la conclusión.
La única vez que un piloto Ferrari llegó igualado a puntos con el líder a falta de dos carreras fue en 1988, cuando "Schumi" y Hakkinen empataban a 80 puntos un Mundial que se decantó en los dos últimos Grandes Premios a favor del finés.
En el resto de las ocasiones, Ferrari sólo remontó una vez: fue en 1964, cuando el británico John Surtees, tres puntos por detrás de su compatriota Graham Hill (BRM) a falta de dos pruebas, acabó ganando el Mundial.
Alberto Ascari, a once puntos del pentacampeón argentino Juan Manuel Fangio, no logró superarle en 1951. Tampoco el británico Tony Brooks superó al australiano Jack Brabham (Cooper-Climax) en 1959. Ni el francés Didier Pironi logró arrebatarle el triunfo final en el 82 a Keke Rosberg (Williams-Ford), primer finlandés en ganar un mundial.
Otros dos franceses, Rene Arnoux, y Alain Prost -cuádruple campeón del mundo- se quedaron con las ganas en 1983 y 1990, cuando a falta de dos carreras aún tenían posibilidades de ganar unos títulos que fueron para los brasileños Nelson Piquet (Brabham-BMW) y Ayrton Senna (McLaren-Honda) -ambos triples campeones mundiales-, respectivamente.
Ni Schumacher, que le seguía a siete puntos, fue capaz de desbancar al canadiense Jacques Villeneuve (Williams-Renault), ganador en 1997.
En 1999, Eddie Irvine tenía dos puntos menos que Hakkinen (McLaren-Mercedes) a falta de dos pruebas y perdió la gran oportunidad de su vida cuando, después de ponerse en cabeza del Mundial tras la penúltima prueba, en Malasia -con cuatro puntos a su favor-, sólo fue tercero en la prueba final de Suzuka, que ganó, logrando el título el finlandés.
Algo que no le impidió al retirado Irvine ganar muchísimo dinero en la Fórmula Uno.