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Moyá recupera la esperanza de España en Copa Davis

El tenista derrotó a Mark Philippoussis, por 6-4, 6-4, 4-6 y 7-6, e igualó la final de la Copa Davis que su país está disputando con Australia. En el primer partido Ferrero había sido derrotado por Hewitt.

28 de Noviembre de 2003 | 07:35 | EFE
MELBOURNE.- Carlos Moyá se mostró increíble y en la pista en la que mostró su clase al mundo al alcanzar la final del Abierto de Australia en 1997, venció al australiano Mark Philippoussis, para situar el 1-1 al término de la primera jornada de la final de la Copa Davis.

Carlos Moyá
Moyá está confiado en ganarle a Hewitt si debe definir el domingo.
Moyá doblegó a ’’Scud’’ por 6-4, 6-4, 4-6 y 7-6 (4) en tres horas y 14 minutos, combinando un seguro juego desde el fondo de la pista con una determinación en el servicio y volea que asombró a los 15.000 espectadores de la Rod Laver Arena.

Su victoria enjugó la derrota sufrida antes por Juan Carlos Ferrero que tuvo sus opciones y terminó cediendo ante el mejor físico y garra de Lleyton Hewitt, vencedor por 3-6, 6-3, 3-6, 7-6 (0) y 6-2, después de un maratón de tres horas y 50 minutos.

Al término de la primera jornada, el sabor que queda es de que el conjunto español podría incluso dominar la contienda por 2-0 de no haber sido por la sorprendente reacción de Hewitt a partir del desempate del cuarto set, donde ganó los siete puntos decisivos y robó en blanco el servicio del español al comienzo del quinto.

Aunque el valenciano notó los efectos de la sinusitis que todavía padece, y el desgaste de los antibióticos suministrados, fue la mejor forma física del de Adelaida y su preparación exclusiva para esta final lo que marcó la diferencia.

Moyá ni salió intimidado ni entregado al suplicio que podría parecer enfrentarse contra un cañonero como Phillippoussis, con el que había perdido en cuatro de las seis ocasiones en las que se habían enfrentado hasta hoy, ganándole únicamente en la tierra de Roland Garros en 2002 y 2003.

Para un jugador como Moyá, que en dos años y medio solo ha jugado tres partidos en hierba, enfrentarse contra un especialista como Philippoussis era casi como ir al matadero sin encontrar escapatoria, pero el sorprendente mallorquín jugó sin complejos, centrado en su servicio, que solo perdió en dos ocasiones, mientras que fue capaz de controlar el de su adversario y robarlo tres veces.

Moyá incluso logró igualar en saques directos a su rival (18 en total) y tuvo mejor porcentaje con su porcentaje de primeros servicios (59 por ciento por 53 por ciento del australiano).

Pero donde, sin duda, desplegó su mayor talento fue en el desempate del último set, cuando tras empezar con 2-0 abajo, una fulgurante derecha desde el fondo encontró el paralelo para superar a Philippoussis y marcar una diferencia de 5-3 que luego conservaría hasta el final.

Antes, Juan Carlos Ferrero tuvo su gran oportunidad de configurar lo que podría haber sido la primera piedra de la victoria española. El valenciano jugó un primer set de ensueño cometiendo únicamente tres errores no forzados ante Hewitt, el jugador que ha dedicado los dos meses y medio últimos a dedicarse en cuerpo y alma a esta final de Copa Davis, de tal manera que su capitán, John Fitzgerald, llegase a declarar que nunca antes había visto en su vida tanta vehemencia para una eliminatoria.

Apoyado por su novia la belga, Kim Clijsters, y bajo una temperatura de 32 grados, que quemaba la hierba ya demasiado pelada de la central de Melburne Park, Hewitt soportó la seguridad de Ferrero en el primer y tercer set, donde ya dio prueba de su rapidez de movimientos y su garra cuando en el séptimo juego de esa manga fue capaz de levantarse del suelo tras sufrir un resbalón y ganar el punto que significaría quebrar el saque del campeón de Roland Garros.

Ferrero jugó un gran partido, recordando que su acceso a los octavos de final de Wimbledon este año no fue un espejismo pero a medida que el duelo avanzaba notó las secuelas de la sinusitis que padece y sus energías se fueron diluyendo.

Su declive quedó marcado en el desempate del cuarto set, cuando Hewitt le aplastó por 7-0. Fueron siete puntos que enterraron a Ferrero, que luego cedió su saque al inicio del quinto set, prueba de que sus piernas no resistían más.

Los "Fanáticos", el grupo de aficionados australianos que viaja a través del mundo apoyando a su equipo, supieron entonces que Hewitt ganaría el partido. Una nueva ruptura en el séptimo dejó claro que ’’Rusty’’ era el dueño y señor del encuentro.
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