SAO PAULO.- El presidente del equipo brasileño de Sao Paulo, Marcelo Portugal, afirmó hoy que el club podría dictar castigos contra los jugadores que se involucraron el miércoles por la noche en dos peleas contra furbolistas de River Plate, en el partido que clasificó al equipo argentino a la final de la Copa Sudamericana.
"Voy a analizar el video (del partido) conjuntamente con la comisión técnica. Si fue algo normal en un partido, todo estará bien. Si no, los jugadores podrán ser castigados", dijo el dirigente, en una entrevista concedida hoy en Sao Paulo.
El conflicto más grave estalló tras el fin del tiempo reglamentario del partido de vuelta de las semifinales, que terminó con una victoria del Sao Paulo por 2-0.
A raíz de la pelea, el juez Oscar Larrionda sacó la tarjeta roja a dos jugadores de River (Pereyra y el suplente Almeyda) y a dos del Sao Paulo (el zaguero Jean y el delantero Luis Fabiano, ambos considerados como expertos en tiros penales).
Anteriormente, otro conflicto, en los descuentos del segundo tiempo, resultó en las expulsiones de Rico, del Sao Paulo, y de Ameli, de River.
El técnico del equipo brasileño, Roberto Rojas, admitió que las ausencias de Jean y Luis Fabiano contribuyeron a que su equipo fuese derrotado por 4-2 en la disputa de penales que definió al finalista, ya que sus substitutos (Souza y Lugano) desperdiciaron sus oportunidades.
Luis Fabiano, quien se destaca en Brasil tanto como artillero como por su temperamento violento, justificó su participación en el conflicto alegando que no quiso abandonar a sus colegas.
"Entre tirar un penal y pelear, yo preferí ayudar a mis compañeros (en el conflicto)", dijo el jugador, quien sostuvo que Larrionda debería haber expulsado "a todo el mundo".
El técnico Rojas, a su vez, lamentó el "desequilibrio" de sus pupilos, quienes, según opinó, "hicieron el juego de River Plate. En ese momento, ha faltado equilibrio, pero ese es un tema individual, que no tiene nada que ver con la parte técnica", dijo el entrenador.
Rojas recordó que intervino en la primera batalla entre brasileños y argentinos -que estalló cuando Rico inauguró el marcador para el Sao Paulo, a los 67 minutos de juego-, precisamente para evitar que alguno de sus jugadores recibiera la tarjeta roja.
Como resultado, el entrenador del equipo brasileño terminó expulsado del banquillo y no pudo intervenir en las batallas siguientes que sacudieron el estadio Morumbí.