SANTIAGO.- Chile no tendrá una tarea fácil cuando enfrente a Rusia por la primera ronda del Grupo Mundial de Copa Davis. Si el panorama ya se tornaba complejo con la sola presencia de Marat Safin, reciente ganador del Abierto de Australia, y las adversas condiciones que impondrá la alfombra sintética del Estadio Olímpico de Moscú, el descarte de Nicolás Massú, para muchos, redujo al mínimo las opciones nacionales.
Por eso no es exagerado pensar que un posible triunfo del equipo encabezado por Fernando González y Adrián García, sería una hazaña en la historia copera nacional, sólo comparable con el subcampeonato obtenido en 1976.
Uno de los que participó en ese acontecimiento fue Patricio Cornejo, quien recuerda con emoción la final disputada en Santiago ante Italia. "Había una efervescencia tremenda, ya que era la primera vez que Chile llegaba a una final del mundo. Es un momento imborrable, que lamentablemente no pudimos quedarnos con la Copa", relató el ex tenista.
Y no es para menos, pues en la década de 1970 la Copa Davis dejó de ser un asunto exclusivo para estadounidenses, australianos e ingleses, convirtiéndose en un verdadero evento mundial en el que llegaron a jugar 56 países.
Chile contó con un equipo de excepción capitaneado por el mítico Luis Ayala y que tuvo en Jaime Fillol, Belus Prajoux y Cornejo a los valuartes de una notable campaña, que no pudo coronarse en la definición contra Italia en el Court Central del Estadio Nacional.
La campaña comenzó en marzo con una victoria por 3-2 sobre Argentina en el Court Central del Estadio Nacional (inaugurado el año anterior). Guillermo Vilas ganó sus dos puntos, pero tanto Jaime Fillol como Patricio Cornejo vencieron a Ricardo Cano, por lo que la diferencia la hizo la victoria en cuatro sets de Cornejo-Fillol sobre Cano-Vilas en el dobles.
Al mes siguiente hubo que recibir a Sudáfrica por la final de la Zona Americana. Los africanos habían ganado la Davis dos años y los dirigidos de Luis Ayala vencieron con muchos problemas por 3-2 al equipo de Bernie Mitton, Ray Moore y Frew McMillan.
Tras eliminar a la Unión Soviética en semifinales por no presentación, correspondió recibir a Italia en Santiago. Los italianos también estuvieron a punto de no asistir al cotejo, pero el Comité Olímpico de aquel país aprobó el viaje, agregando que ello no significaba avalar la situación política por la que atravesaba nuestro país.
Los italianos llegaron diez días antes del
match, liderados por su capitán Nicola Pietrangelli y con Adriano Panatta entre sus filas, considerado uno de los tres mejores tenistas del mundo.
En el primer encuentro se enfrentaron Jaime Fillol y Corrado Barazzutti, pleito que, en el papel, aparecía como favorable para las opciones nacionales, pero que en la práctica no lo fue, pues la raqueta itálica se impuso por 7-5, 4-6, 6-1 y 7-5. Más tarde, Panatta hizo lo propio con Cornejo.
El partido de dobles se definió a favor de Bartolucci y Zugarelli por 3-6, 6-2, 9-7 y 6-3, quienes sellaron la victoria para los italianos.
Cornejo, apodado por los hinchas como el "corazón de chileno", cuenta que después de la derrota, llegó al hotel y se acostó temprano para estar en condiciones de afrontar los partidos que restaban. Sin embargo, a eso de las 4 de la mañana, sintió fuertes dolores en su pecho y debió llamar a un médico, que le diagnosticó un síncope cardíaco y le ordenó un descanso de dos días en una clínica.
No está claro si se trató de una fuerte depresión causada por los resultados adversos o de una falla del músculo cardíaco considerado el más fuerte de Chile.
Al día siguiente, Panatta derrotó a Fillol por 8-6, 6-4, 3-6 y 10-8. Y Belus Prajoux, quien sustituyó a Cornejo, dio el punto del honor para Chile venciendo a Zucarelli por 6-4, 6-4 y 6-2.
