WASHINGTON.- El estadounidense Mike Tyson, ex campeón mundial de los pesos pesados, que el sábado anunció su retirada de los cuadriláteros luego de caer ante el irlandés Kevin McBride, planea convertirse en misionero y trabajar fuera de Estados Unidos.
Luego de 20 años de carrera, emparentado primero con los éxitos y el dinero, y luego con las derrotas, las dificultades financieras y acusaciones de abuso doméstico, Tyson tiró la esponja, atrapado por los problemas y el desgano.
"Esto básicamente se acabó, no quiero hacer el ridículo", dijo el ex campeón con resignación luego de su abandono entre la sexta y la séptima vuelta frente a un irlandés desconocido fuera de sus propias fronteras.
Enfundado en una sobria camisa negra, y ausentes las joyas que lucía en otros tiempos, evocó su nulo futuro en Estados Unidos, en vísperas de su cumpleaños número 39.
"Jamás tendría éxito en este país. Debo irme a alguna parte en el extranjero. Pienso que no podría obtener nada interesante aquí donde estoy muy marcado", explicó.
"Quiero hacer algo para ayudar al prójimo, volverme útil. Me gustaría contribuir (porque) no me siento muerto emocionalmente. Voy a ver si puedo trabajar como misionero", dijo con tono grave Tyson.
Consultado sobre una eventual estadía en Sudán, Tyson, que tiene un tatuaje que evoca al Corán dijo: "la razón por la que los afroamericanos son esclavos en este país (EE.UU.) pasa porque los árabes nos vendieron a los cristianos. (...) Es una situación horrible (en Sudán). No sé si sería capaz de efectuar un trabajo de misionero sin hacerme matar. Y eso no lo quiero".
El más joven campeón de los pesos pesados de la historia -a los 18 años en 1986- descartó en todo caso convertirse en comentarista de televisión o ayudar a los jóvenes desposeídos en las ciudades: "no estoy interesado en ese canto de cisne. Y no llevo a la prensa en mi corazón".
Por el contrario, el púgil no busca provocar pena. "No, no, no. ¡Siéntense! Soy un hombre que vivió diferentes situaciones. No tengo necesidad que me aplaudan, por favor. Ya fui suficientemente aplaudido en mi vida. No me aplaudan más", dijo Tyson a los aficionados que asistían a la conferencia de prensa.
"Guarden sus lágrimas. No sé como hacer para que la gente pare de llorar. Soy una persona fría, cruel, dura. Ustedes no deben sensibilizarse por las cosas que me conciernen", concluyó Tyson, que parecía estar buscando la paz, justamente él que fue un guerrero durante toda su carrera.
