GERARDMER, Francia.- "He sufrido", reconoció este sábado el estadounidense Lance Armstrong, tras la octava etapa del Tour de Francia, especialmente difícil para él debido a los numerosos ataques de sus principales rivales que, sin embargo, no lograron arrebatarle la malla oro de líder.
"Fue un día horrible, una etapa larga, muchos ataques desde la salida, un ritmo rápido", resumió el texano, quien se encontró en la última subida al puerto de Schlucht (de segunda categoría) sin poder contar con la ayuda de ninguno de sus compañeros de equipo, algo absolutamente inédito.
"Algo no funcionó en el último puerto. Hay que revisar las cosas, nuestra posición en la carrera, intentar que lo ocurrido no vuelva a producirse. Eramos 35 corredores y no había ninguno de mi equipo", declaró Armstrong al programa dedicado a la etapa del día de la televisión estatal francesa.
El séxtuple ganador del Tour, cuya máxima aspiración declarada es hacerse con una séptima victoria en la carrera ciclista más importante del mundo antes de abandonar el ciclismo profesional, precisó que cuando llegó a su hotel, preguntó a su equipo qué es lo que había pasada.
"No estaba enfadado, sólo quería entender. Ellos trabajan duro, estaban desconsolados. ¿Cuál fue el motivo? ¿Físico o emocional? En todo caso, hay que analizar la situación y encontrar la solución", añadió.
Armstrong se aventuró a explicar lo sucedido afirmando que la subida al Schlucht "es muy rápida, no es del mismo tipo que las que vamos a encontrar en los Alpes y los Pirineos. Puede ser que no era la adecuada a nuestro ritmo".
Sin embargo, el estadounidense también reconoció con dureza que, quizás, el problema se había debido a un "exceso de confianza" por parte de su equipo tras haber ganado la contrarreloj por equipos de la cuarta etapa del Tour que, además, le permitió a él hacerse con la malla oro.
"Puse toda mi atención en Jan (Ullrich) y (Alexandre) Vinokourov. Hay que ser honestos, he sufrido. Cuando uno llega al límite, tras numerosos ataques, no puedes seguir. Intenté hacerlo lo mejor que puede y limitar los daños", subrayó.
Con una sonrisa reconoció que "si las dos próximas semanas son como hoy, tendremos dificultades, eso es claro".
El campeón ciclista, sin embargo, dio prueba de su optimismo al precisar que, "sin embargo, pienso que irá mejor, en la próxima etapa o en los Alpes, en todo caso".
El estadounidense, que declaró sentirse en la misma condición física que en 2004, reconoció, no obstante, haber dormido mal durante la noche anterior.
"Hay que tener en cuenta todos estos aspectos. En general, se tiene una mala jornada en el Tour. Espero que haya sido ésta", subrayó estóicamente el texano.
