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Zuazola da su receta para elevar la vela a deporte popular

La última participación de los chilenos en la Copa del Rey en España ha vuelto a poner la vela en la agenda del deporte nacional. Sin embargo, para el timonel Rodrigo Zuazola la actividad náutica seguirá su rumbo amateur si no se habilita la costa a todo público.

16 de Agosto de 2005 | 11:13 | Ilona Goyeneche, El Mercurio en Internet

¿Y las mujeres qué?
El panorama femenino en la vela nacional es bastante desértico. Mientras en la Copa del Rey participaron tres embarcaciones con sólo mujeres a bordo, en las competencias nacionales es casi un milagro ver una navegante entre tanto tripulante hombre. ¿Por qué?
Según Zuazola, no hay ni una razón. La excusa de que es un tema de fuerza para él no corre porque "al final es un tema de cabeza”. Por eso concluye que “la mujer chilena es cómoda", aunque al mismo tiempo admite que "que la navegación chilena no es muy atractiva. Es realmente media dura, el agua es fría y mucha ola". Aunque no se le nota muy convencido.

SANTIAGO.- "¡Hey campeón!", le gritan dos hombres a Rodrigo Zuazola en plena calle Isidora Goyenechea. Al saludarlo le golpean efusivamente la espalda, lo felicitan y le preguntan que qué tal, que cómo le fue, que cuéntanos... Preguntas que son respondidas con entusiasmo por Zuazola y que enfatiza con las manos que van recreando algunas maniobras del bote "Maserati-Viñamar", que terminó tercero de su categoría en la Copa del Rey en España.

El timonel viñamarino viene llegando del Viejo Continente donde su tripulación a cargo del bote de José Luis Vender participó junto a otra embarcación chilena, el "Pisco Sour" de Emilio Cousiño y Bernardo Matte, en la regata española. Cada bote logró el tercer lugar en su respectiva categoría, desplazando por unos días el fútbol de las primeras planas de la prensa local. La vela nacional está eufórica.

-¿Fueron a la Copa de Rey con la expectativa de estar entre los tres primeros?

-No. De hecho quedar entre los cinco primeros me pareció una promesa que nunca se iba a cumplir. Llegamos sólo una semana antes de la competencia a familiarizarnos con el bote. Entrenamos junto al barco argentino que ya llevaba compitiendo varias regatas en Europa. Como anduvimos muy parejos nos comenzamos a motivar y a tomar conciencia que era posible hacer algo más que sólo participar. Pero siempre traté de transmitirle a la tripulación que todo nos salió demasiado fácil, y que lo aprovecharan ya que probablemente no lo iban a vivir de nuevo de esa manera.

-¿Cuáles fueron las fortalezas de ustedes frente a los otros competidores?

-Que no teníamos ni un compromiso, responsabilidad o estrés de que se esperaban resultados. Me interesaba mucho más que lo hiciéramos bien que a tener buenos resultados.

-¿En qué se diferencian las condiciones de competencia de allá con las nuestras?

-En España el viento es más constante, la temperatura es mucho más agradable y el mar es más plano. Tienes posibilidad de recuperarte, lo que hace que la cancha sea más atractiva. Nosotros tenemos condiciones más adversas de clima. Acá es más frío, hay más olas y tienes o mucho o muy poco viento. En general se habla de que la cancha es muy marcada, es decir, siempre es para un mismo lado con un viento determinado.

-¿Cuáles fue la reacción de las otras embarcaciones al ver que les estaba yendo tan bien?

-Al principio estaban todos esperando a que nos cayéramos. Inicialmente nos ignoraban, pero ya en los últimos días saludaban y hablaban con nosotros. Se valoró harto el resultado, especialmente porque fuimos súper parejos y prácticamente siempre estuvimos entre los cinco mejores.

En una frase...
Emilio Cousiño: "Una persona que es feliz en la vida en todo los ámbitos".
Bernardo Matte: "Un apasionado por la náutica que vibra con ella".
Alberto "Tito" González: "Muy perseverante y que nunca claudica con su velero".
Arantxa Gumucio: "Un gran futuro y la demostración que las mujeres deberían estar navegando".
Matías del Solar: "Un ejemplo de cómo se debe afrontar una campaña olímpica".
-Independiente de la participación chilena en la Copa del Rey, no se ve que las tripulaciones nacionales cuenten con una agenda de competencias que siguen regular y profesionalmente.

-Me han preguntado si la participación de botes chilenos en regatas como la Copa del Rey consolida la vela chilena, y creo que no. Son chispazos que no le dan ni una solidez, ya que no hay programas en los que se diga que se correrán tres o cuatro competencias al año. O que alguien ya esté planificando una campaña para prepararse para la próxima temporada. Acá se hacen las cosas a última hora.

-Supongo que con ese escenario nacional difícilmente alguien puede ganarse la vida navegando.

-Es muy difícil. El medio no da para que alguien viva de la vela. No hay suficientes competencias y no hay suficientes sponsors para pagar sueldos como para que alguien pueda dedicarse profesionalmente sólo a eso.

El Estado al timón

Contra viento y marea Rodrigo Zuazola trató de mantenerse a flote para dedicarse a la vela. Desde que asistía al jardín infantil que lleva subiéndose a una embarcación, sumando hoy más de 40 años navegando. Ahora lo está haciendo viento en popa y en aguas tranquilas, siendo uno de los navegantes más experimentados de nuestro país.

El timonel es codiciado por los dueños de las embarcaciones más competitivas de la flota local y recibe invitaciones a participar en regatas fuera de Chile. Sin embargo, la mayoría de estos contratos laborales se firman con la palabra y duran una competencia, temporada o año. Por eso si Zuazola no está con la cara al viento, está en una oficina en Santiago dedicándose a vender velas, mástiles, instrumentos de navegación y yates. No podía ser de otra manera.

-¿Cómo se hace carrera en la navegación?

-Como todo. Empiezas de abajo. En la vela hay una parte física y una parte intelectual. La mayoría de los tripulantes que hacen las diferentes maniobras, según sus habilidades, manejan más la parte física. Pero también está el táctico y el que timonea. Eso ya es un paso más allá y es lo más alto que puedes llegar. Es el que evalúa la cancha y prepara la estrategia, elige las velas, analiza las variables, el clima, etc. Por eso me gusta tanto este deporte. No es puramente físico si no que tienes que pensar un poco, es un trabajo en equipo, todos los días son diferentes y ni una regata es igual a la otra.

-De ahí, ¿qué tan fácil es llegar a navegar en el extranjero?

-No tanto ya que es un tema de contactos. Un capitán te va presentando a otro, en las regatas mismas vas conociendo a otros navegantes y dueños de yates, te das a conocer y de a poco te van invitando.

-Si entramos a comparar, en Argentina el deporte náutico está mucho más desarrollado que el nuestro, ¿no?

-Efectivamente, allá es mucho más profesional que acá y hay más personas que se dedican a eso. Es que en Argentina el mercado es mucho más grande y hay una cantidad de barcos muy diferente a la nuestra. Nosotros tenemos aproximadamente un 10% de los barcos que tienen ellos.

-Y eso que problemas de costa no tenemos...

-Bueno, eso es lo típico. Nos jactamos que hay más de 4.000 kilómetros de costa, pero el problema es que no tenemos cómo llegar al agua. Excepto a través de los clubes privados, no hay forma para que un ciudadano común pesque un bote y entre al mar.

-¿Entonces la poca participación en la vela no es un tema de plata?

-Hoy día eso sí es una excusa porque tienes que ser socio de un club y eso te cuesta caro. Pero pienso que la gran falencia nacional es que no hay marinas públicas para que cualquier tipo pague por las veces que se meta al agua. El esquí, por ejemplo, puede ser muy elitista pero cualquiera puede ir y esquiar las veces que le alcanza la plata. Lo mismo podría ser en la náutica.

-¿Cómo es en Argentina?

-Allá tienen más marinas porque hacer una es mucho más barato. Por ende ser socio de una también lo es. Las construyen en el río, donde es llegar, cavar un hoyo en la tierra y después dejas entrar el agua. En nuestro país en cambio ser miembro de uno de estos clubes es más caro, no porque es esnob, sino que porque la construcción de una marina es más trabajo porque nuestra costa es más abierta, profunda y expuesta a los temporales.

-Es decir es un tema geográfico...

-De geografía y de Estado. Con la geografía nuestra se requiere que el Estado se involucre más. Y también es un tema de conciencia marítima. Es más, creo que la malla de la educación primaria debería tener una cierta cantidad de horas dedicadas al mar. Que el niñito vaya, por ejemplo, a pescar o a navegar, pero que éste se entretenga con el agua. Eso va a marcar su forma de ver el mundo náutico. Del juego puede que pase más adelante al deporte o incluso lo haga como profesión. Pero mientras no haya un acceso al mar, éste será un cuadro. Una cosa que al ciudadano común no le aporta nada. A lo más vas a la playa a jugar paleta.

-¿Qué rol debería asumir el Gobierno entonces?

-Así como el Gobierno asume las construcciones y costos de grandes hidroeléctricas, por ejemplo, porque no interesan como un negocio, pienso que con las marinas debería ser igual.

-Por mientras, ¿qué crees que se puede hacer para fomentar la vela?

-Que haya escuelas de vela para adultos. En este momento, si quieres navegar, tienes que buscar a alguien que te invite. De hecho, mi socio y yo estamos pensando en crear un proyecto para Chiledeportes en el que queremos involucrar directamente a la empresa privada y ésta pueda aprovechar el beneficio tributario. La idea es empezar con seis barcos y seis empresas, y organizar un circuito interesante de unas cuatro regatas por temporada. Para éstas, cada barco tendrá su tripulación permanente. Durante el resto del tiempo el bote será parte de una escuela con profesor, clases y todo. Y que de esos alumnos haya uno en cada barco cuando éste compita. Es decir, crear tripulantes, porque en este momento faltan.
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