RANCAGUA.- El primer partido del duelo entre Chile y Eslovaquia se convirtió en un claro anticipo de que la serie, al contrario de lo que han sido las últimas disputadas en el país, será compleja, larga y trabajada. No por nada los europeos son actuales subcampeones del torneo.
El eslovaco Michal Mertinak (173°), supuestamente el punto más bajo de los europeos en los individuales, nunca tuvo a Fernando González (15°) en las cuerdas ni mucho menos, pero le hizo al menos la tarea difícil al chileno para rescatar el punto inicial del enfrentamiento, con parciales de 7-6(5), 7-6(3) y 6-3.
Con un primer servicio difícil de controlar y un juego de fondo muy completo, Mertinak fue un rival mañoso que nunca dio un juego por perdido, obligando la definición de los dos primeros sets en
tie breaks. Recién cuando debió amarrar la segunda manga, González logró acomodarse definitivamente en la arcilla rancagüina y concentrarse en su tenis.
El primer set tomó por sorpresa a muchos. El tenis de Mertinak no era el de un jugador ubicado fuera de los 150 mejores y eso de los clásicos ejemplos de raquetas dedicadas al dobles, pero que perfectamente podría hacer una carrera en la competencia individual.
Tal como se esperaba, la medialuna Monumental de Rancagua se repletó hasta las banderas en esta jornada, en un aliento que fue incesante desde la primera bola, aunque González tardó en sincronizar con el apoyo. De hecho, en los primeros juegos se mostró especialmente distraído a la hora de ejecutar su servicio, al contrario de su rival, que sólo reclamó en los puntos finales más enfriar el partido. En uno de esos momentos, Mertinak aprovechó la chance y logró un quiebre en el quinto juego, pero González no dejó pasar el tiempo y de inmediato se lo devolvió.
El chileno estuvo cerca de que el partido comenzara a escapársele cuando tuvo dos puntos de quiebre en su contra en el noveno juego, pero uno a uno logró eludirlos para terminar llevando el parcial al tenso tie-break, donde todo se resolvió con un apretado 7-5 a favor del nacional, cerrando la manga en 54 minutos.
El segundo set marcó el asentamiento de González en la cancha. Más cómodo en el fondo, sus derechos fueron tomando velocidad, se gritó más tras cada punto y fue ganando la confianza que a la postre terminó dándole la victoria. Su momento más complejo fue en el duodécimo juego, cuando quedó 15-40 con su servicio y con dos bolas de set en su contra. La balanza se inclinó sobre la experiencia del nacional, que terminó escribiendo el 7-3 en otros 54 minutos.
El cansancio, que no había sido factor aparente en los primeros dos sets, comenzó a raer el tenis de Mertinak en la tercera manga, pese a que se mantenía haciendo daño con su servicio. Acumuló doble faltas en el segundo juego y luego debió salvar dos bolas de quiebre en el cuarto para mantener su saque limpio en el set. Pero la resistencia sólo le duró hasta el octavo, cuando González estocó la última herida con su derecho para el 5-3. Con su servicio, liquidó al eslovaco con un 6-3 que desató el primer grito de triunfo del entusiasta público rancagüino.
Más allá de que se cumplió el primer objetivo, que en palabras de Hans Gildemeister permitirá a Nicolás Massú enfrentar con mayor tranquilidad a Dominik Hrbaty, la victoria dejó en evidencia que Mertinak ante González, y especialmente el partido de dobles, serán partidos estrechos y muy duros para el equipo chileno.